Un indigente encontró a las 11:30 de ayer a un bebé de unos 10 días que estaba encerrado en un confesionario de la parroquia de Santa Teresa y San José, situada en Plaza de España, 14, de Madrid según informó un portavoz de Emergencias.

El vagabundo estaba pidiendo en la puerta de la iglesia cuando escuchó llorar a un niño y entró para averiguar qué es lo que pasaba. En el interior del templo, halló al bebé, de pelo moreno y sin rasgos determinados, dentro del confesionario. Inmediatamente, esta persona avisó al párroco que llamó al servicio de Emergencias y a la Policía, que se personaron en el lugar de los hechos. El equipo sanitario metió en la ambulancia al niño, que iba con un pijama, envuelto en una manta y con una bolsa que contenía pañales y biberones. Allí, determinaron que estaba en buen estado y sólo tuvieron que cambiarle el pañal. Tras las primeras observaciones, se trasladó al bebé al Hospital Niño Jesús. Por su parte, la Policía Nacional se hace ahora cargo de las investigaciones.

El párroco, Antonio López, declaró que "alabo el gesto de la madre, si se encontraba impotente para sacar un niño adelante; lo ha dejado en muy buen sitio y muy bien atendido". En este sentido, apuntó que su suposición era que "la madre estaría por ahí cerca, en los jardines, esperando a ver cómo se desarrollaba el acontecimiento, porque para una madre no es nada agradable tener que abandonar a su hijo".

"Menos mal que no lo abandonaron en un contenedor", declaró sorprendida una feligresa, María Ángeles. "Yo llevo aquí cuarenta y tantos años y nunca había pasado algo así", dijo.