Sociedad

Así son los coches camuflados de la Guardia civil

Un guardia civil organiza el tráfico en la Ruta de la Plata.

Un guardia civil organiza el tráfico en la Ruta de la Plata. / María José López (EP)

Con la reciente llegada del verano y de las vacaciones asistimos al habitual aumento del número de desplazamientos por carretera. La operación salida del verano suele conllevar un incremento de los accidentes y siniestros viales, por lo que la Dirección General de Tráfico (DGT) intensifica siempre su vigilancia en esta época del año. En este sentido, las normas de la reforma de la ley de tráfico que entraron en vigor hace casi tres meses y medio significaron el estreno por parte de Tráfico de decenas de vehículos camuflados de la Guardia Civil como un experimento contra la siniestralidad y, además, un aumento de la vigilancia contra los excesos de velocidad con más radares móviles.

Tráfico cree que el incremento de los siniestros mortales se debe principalmente a los excesos de velocidad, por lo que reforzará su vigilancia en las vías rápidas con radares móviles. Estos van embarcados en vehículos rotulados y camuflados de la Agrupación de Tráfico de la Guardia Civil, por lo que cada vez es más habitual encontrarse en la carretera con este tipo de coches camuflados. Antes era más sencillo reconocerlos, pues llevaban en el salpicadero el aparato para medir la velocidad de los coches que les adelantaban así como la cámara que los fotografiaba, sin embargo, cada vez son más sofisticados y disimulados, lo que hace más difícil la tarea de identificarlos. 

Cómo reconocer los coches camuflados

En primer lugar conviene fijarse bien en el coche. Principalmente suelen ser coches relativamente nuevos, como mucho con dos o tres años de antigüedad, y además se trata de modelos bastante vendidos. Aunque se ha detectado algún radar en coches con la marca Mercedes, lo normal es que estén acoplados en un coche convencional como un Ford Kuga o un Toyota Avensis, por lo que conviene tener mucho ojo y estar atento a la marca y el modelo del coche.

Además, los colores de estos vehículos también suelen ser tradicionales: gris plata, negro, blanco. No espere encontrarse coches camuflados de tonos llamativos como amarrillo o naranja. Tampoco modelos extradeportivos como Audi RS o Mercedes SMG.

La segunda de las pistas para poder identificarlos está en la matrícula trasera. Los coches camuflados, y en general los de la Guardia Civil, jamás llevan portaplacas de matrícula. Este nombre hace referencia a esa pieza de plástico negra que sirve para fijar la matrícula encima y que suele llevar publicidad de concesionario en la parte conocida como babero.

Otra de las claves para su reconocimiento se puede obtener mirando al interior. En los coches camuflados de la Guardia Civil siempre van dos agentes. Por lo tanto no resulta complicado identificar desde atrás que van dos personas dentro. Además si el vehículo se encuentra un poco más cerca, se puede distinguir si los integrantes de este llevan uniforme verde, es lo habitual, o incluso el chaleco fosforescente que usan cuando se bajan del coche patrulla por seguridad. Es cierto que algunos de estos coches cuentan con lunas traseras tintadas, pero no es lo habitual ni mucho menos. Lo normal es que los cristales traseros y la luna sean completamente transparentes y dejen ver el interior sin problema.

También disponen de rótulos luminosos en la luna trasera y en el parabrisas, es cierto que apagados apenas se distinguen, pero sí se puede intuir su siluetas.

Ante todo y como recomendación conviene no temerlos, y aún más si se circula a una velocidad normal dentro de los límites establecidos y no se hace uso del móvil al volante ni maniobra similares. Pues en condiciones normales su labor es meramente preventiva y no llevarán a cabo ningún tipo de control si no detectan que se está cometiendo ninguna infracción.

 

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