La situación que se está viviendo actualmente como consecuencia de la pandemia por el virus SARS-CoV-2 ha traído grandes consecuencias desde el punto de vista clínico, económico y social en todos los países del mundo. Los expertos aseguran que la gravedad de esta pandemia sólo es comparable a la temida gripe española de 1918. Pero durante la crisis sanitaria, no sólo aparecen las consecuencias directas ya mencionadas, sino también las indirectas. Y son situaciones que se convierten en fuente de informaciones falsas, sesgadas y malintencionadas relacionadas con el virus.

"Los científicos se basan en datos y en el pensamiento racional", así lo enfatiza en un artículo Carlos Briones, científico del CSIC y vocal de la Junta Directiva de la Sociedad Española de Virología, y Juli Peretó, catedrático en Bioquímica y Biología Molecular e Investigador del Instituto de Biología Integrativa de Sistemas.

"El SARS-CoV-2 no es un virus artificial, sino que ha surgido por selección natural a partir de otros del género Betacoronavirus. Su genoma muestra diferentes porcentajes de similitudes de secuencia respecto a otros seis coronavirus humanos conocidos, que ya tuvieron presencia en la epidemia del síndrome respiratorio agudo grave en 2002 (SARS-CoV-1) y el que produjo la epidemia del síndrome respiratorio de Oriente Medio en 2012 (MERS-CoV)", destacan los especialistas.

Los análisis de las secuencias genómicas, en opinión de los expertos, reiteran que el nuevo coronavirus también es de origen animal: representa un nuevo caso de zoonosis, es decir, una infección producida a través de un "salto hospedador" del patógeno desde otra especia animal hasta la nuestra. 

Los estudios actuales, tal y como contextualizan los especialistas, sitúan los miembros del género Betacoronavirus más parecido al causante del Covid-19 se han encontrado en murciélagos y en pangolines malayos: "Pero la transmisión directa desde estos mamíferos a los humanos en épocas recientes es poco probable, dada la distancia genética. Y los científicos siguen buscando coronavirus más similares al actual en otras especies, que hayan podido actuar como intermediarias en el salto a los humanos" 

A su juicio, las personas que han creído que el virus ha sido de creación artificial son aquellas que "desprecian toda evidencia que les llega desde la ciencia, pero a la vez nos otorgan a los científicos unas capacidades extraordinarias, como sería la de construir un nuevo virus en el laboratorio", defienden los autores del artículo.

La tesis del laboratorio de Wuhan

Otra de las hipótesis infundadas en relación con el origen de la pandemia, mantenida por algunos medios americanos, es la que defiende que el virus se liberó desde un laboratorio de Wuhan Instituto of Virology. Este centro sí ha trabajado con el coronavirus de murciélago (BatCoV RaTG13), pero los expertos aseguran que no cumple las evidencias para ser el foco de origen. Tal y como han comunicado virólogos como Edward H. Holmes, investigador de la Universidad de Sidney, la distancia genética entre el coronavirus actual y el procedente del murciélago desmiente ser el antecedente directo de la pandemia del Covid-19.

Además, para desmentir estas afirmaciones, Peter Daszak, zoólogo y ecólogo norteamericano, publicó un estudio en el que señalaba que alrededor del 3% de la población rural del sudeste asiático tiene anticuerpos frente al coronavirus de murciélago y que aproximadamente 1,7 millones de personas se exponen cada año a estos virus animales. Por lo que, se desmiente cualquier afirmación que señale a un trabajador del Wuhan Institute of Virology como el "paciente 0", aseguran.

Las afirmaciones y bulos sobre el nacimiento artificial del virus carecen de pruebas que lo confirmen. Por ello, los especialistas Briones y Peretó concluyen que no deben darse ningún crédito a estas informaciones, ya que solo la investigación en los campos de la virología, la genética y la evolución permitirá conocer cómo se originó el virus.