Sociedad

Los acusados admiten que planearon y asesinaron a la pareja holandesa

  • El cerebro del crimen y los sicarios rumanos que contrató confiesan que mataron a la jugadora de voleibol Ingrid Visser y a su pareja en Murcia

Juan Cuenca, el cerebro del doble crimen de la jugadora holandesa del CAV Murcia 2005 Ingrid Visser y su pareja, Severein Lodewij, reconoció ayer que pagó dinero a Valentin Ion - a quien adelantó 1.200 euros-, uno de los rumanos implicados, para asesinarlos al sentirse amenazado por la pareja de Visser. El crimen sucedió en 2013, cuando los cuerpos fueron descuartizados y enterrados en cal viva en un huerto de Murcia.

Cuenca implicó en su declaración de ayer a Serafín de Alba, propietario de los terrenos donde se hallaron los cadáveres, y a María Rosa Vázquez, testigo clave en el caso y persona que hizo las gestiones para alquilar la casa rural en la que se cometió el doble crimen.

Cuenca apostilló ayer que llamó a De Alba para avisarlo de que iban a enterrar los cuerpos en el huerto de su propiedad, "por lo que sabía lo que había pasado". En cuanto a Vázquez, el acusado explicó que "estaba informada de todo lo que podría pasar y se le explicó en todo momento, pero ha querido salvarse de todo".

Aunque Cuenca admitió que fue quien contrató, previo pago, a los dos rumanos, el acusado hizo hincapié en que no llevó a cabo el doble asesinato: "Yo no hice la tumba, no los enterré, no los maté y me quedé en estado de shock".

En cuanto a Constantin Stan, uno de los dos presuntos autores materiales del asesinato de Visser y su pareja manifestó ayer, en el juicio, que sólo colaboró en limpiar la casa rural en la que se cometieron los crímenes y en enterrar los cadáveres.

Stan, que declaró en la tercera sesión de la vista oral ante un jurado popular, explicó que cuando ocurrió el doble crimen en esa vivienda de alquiler, el 13 de mayo de 2013, él se encontraba en la planta superior tras haber bebido mucho alcohol y que no se enteró de lo que había ocurrido en el salón de abajo.

En el interrogatorio explicó que al bajar al salón porque se acordó de que había olvidado su teléfono en la cocina, se encontró con los dos cadáveres, por lo que le preguntó a Valentin Ion, también de nacionalidad rumana, qué había pasado, y éste le dijo que se había producido una discusión entre la pareja de Visser y Cuenca, y que tuvo que intervenir en defensa del último.

Stan señaló que al ver la situación intentó irse de la casa, pero no pudo hacerlo porque estaba cerrada y con la ventanas enrejadas. Stan apuntó que no abandonó la vivienda porque Cuenca "comenzó a llorar" y le dijo que si no colaboraba con ellos, y limpiaba la casa, "buscaría una pistola para suicidarse".

La declaración de Stan se produjo justo después de que Cuenca cambiase su versión inicial de los hechos.

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