Josué Estébanez, presunto asesino del joven antifascista Carlos Palomino, declaró que se arrepiente de lo sucedido, ya que "no quería quitar la vida a nadie", pero que le "entró mucho miedo" y "no supo reaccionar". El acusado hizo estas declaraciones ayer en el turno de última palabra con el que finalizó el juicio que se ha celebrado en la Audiencia Provincial de Madrid desde el día 14.

Su abogado, durante la exposición de sus conclusiones, reiteró la versión de los hechos ofrecida por su defendido. Así, rebatió la petición de la fiscal de que el crimen se considere motivado por una discriminación ideológica, ya que mantuvo que el acusado no milita en ninguna organización política sino que tiene una personalidad ideológica neutra.

El abogado, que calificó de banda criminal al grupo antifascista al que pertenecía Palomino y afirmó que estos colectivos "no tienen ideología, al igual que no la tienen los nazis", insistió en que Estébanez "no agredió a personas que estuvieran manifestando sus ideas, dando un mitin o realizando una asamblea", por lo que a su entender no tiene cabida esta agravante. En la misma línea, puso en duda la fiabilidad de los testigos protegidos que han declarado en el juicio al considerar que tienen una "afinidad tribal" con el fallecido.

El abogado, que mantuvo que su cliente "no tenía ánimo de matar", afirmó también que el puñal empleado, que según él era una pequeña navaja de las que se emplean en el ejército para comer durante las maniobras, "está en el mínimo minimorum de las armas".

A la salida del juicio, la madre de Palomino, María Victoria Muñoz, tachó de vergonzosa la intervención del abogado de la defensa. Además, hizo referencia a las palabras de arrepentimiento de Estébanez: "Yo no se lo voy a perdonar. Le deseo lo peor de lo peor en esta vida", afirmó.