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Sociedad

Coronavirus y niños: El entendimiento entre los padres separados, lo mejor para la tranquilidad de los hijos

  • El psicólogo clínico Juan Francisco de Dios Pérez, psicólogo clínico y forense recuerda que los padres deben buscar el bienestar de sus hijos

El acuerdo entre los padres, lo mejor para los niños

El acuerdo entre los padres, lo mejor para los niños / G. H.

Los niños pueden salir a pasear desde el pasado domingo 26 de abril, tras cuarenta días (algunos 41) confinados en casa. Para todos los menores ha sido un periodo anormal, sin clases, sin poder jugar con los amigos, etc, pero los hijos de padres separados con régímen de visitas o custodia compartida además han visto como durante más de un mes, en muchos casos, la frecuencia con la que han visto a su padre o madre -con el que no conviva habitualmente- ha sido diferente. "Lo normal es llegar a acuerdos con la ex pareja y valorar los riesgos de llevar al menor de una casa a otra, así como evaluar la situación de cada hogar: si hay personas mayores, si es más cómoda, si el progenitor tiene algún factor de riesgo, etc." explica Juan Francisco de Dios, psicólogo clínico y forense.

En las ex parejas donde había problemas antes del estado de alarma esta situación excepcional ha venido a acentuar estos comportamientos "de competencia". Desde las perspectiva del niño, según Juan Francisco de Dios, "el hecho estricto de estar 15 días seguidos con el padre o la madre no es problemático porque en verano, en la mayoría de los acuerdos de separación es así. Ahora bien, hay que tener en cuenta que el marco en que se desarrolla está claro: el niño sabe que parte de sus vacaciones las pasa con mamá y otras con papá y no hay colegio. Es decir, entiende el marco en que se desarrolla". Cuando esto ocurre en una situación de estado de alarma, la referencia de los niños es el adulto, así que el impacto que genere este cambio de rutinas de cambiar de uno a otro progenitor, "está relacionado con el modo en el que los adultos lo hayan enfocado".

Sentido común en situaciones excepcionales

La clave está en el entendimiento entre los progenitores. "Está claro que los padres y madres siempre van a proteger a sus hijos. Hay que ser razonables, y una vez cubiertas ciertas garantías sanitarias, no hay problemas para que los padres se pongan de acuerdo y decidan si es mejor que los niños permanezcan en una casa, o el tiempo que están en un hogar u otro, etc. En este tipo de situaciones excepcionales hay que aplicar siempre el sentido común", recomienda de Dios.

Pareja separada Pareja separada

Pareja separada / D. C.

La adaptación de los niños al estado de alarma ha sido mejor o peor, según explica el psicólogo, dependiendo de los mensajes de los adultos que tienen alrededor. De hecho, Juan Francisco de Dios recuerda que los niños han entendido perfectamente que no pueden ir al colegio, se han llevado 41 días encerrados en casa y que el único contacto con sus amigos, abuelos, tíos, primos, etc, es con videoconferencias. "Los padres se han ocupado que ellos lo digieran con normalidad". Juan Francisco de Dios recuerda que en el caso de los padres separados el problema está en el restablecimiento de esta normalidad.

El psicólogo exlica que durante todo este tiempo ha existido un proceso de hacer entender a los niños la situación del estado de alarma y un intento de influencia positiva y educativa. Si no ha existido una intención "maliciosa" de utilizar a los niños edurante el confinamiento para ponerlos en contra del otro progenitor, y durante todo el tiempo del estado de alarma ha habido un clima de entendimiento, "lo suyo es ponerse de acuerdo para cuando se vuelva a la normalidad porque los niños necesitan a ambos padres", aconseja.

El confinamiento es una algo anómalo y todas las personas han hecho un esfuerzo por adaptarse a él. Los niños también, pero por su forma de percibir el entorno, en el que tienen mucho peso sus padres, "la angustia o tranquilidad de los adultos se traspasa a los menores. Los niños lo detectan y captan todo", explica.

No contar las horas, minutos, segundos

"Ahora algunos padres o madres pedirán estar un mes con los niños para compensar el tiempo que han estado sin ellos, cuando lo razonable sería volver a la normalidad como si este periodo excepcional no hubiera existido. Contar horas, minutos y segundos que la otra parte ha estado de más con los niños e intentar igualarlos es peor que establecer unas compensaciones entre los padres como pasar tres fines de semana seguidos con uno o dar facilidades a otro para pasara más tardes con el menor, siempre desde el entendimiento", recomienda de Dios.

"Si se buca un resarcimiento de esta situación por las acciones del otro padre durante el confinamiento, los alimentos, etc. esto no va ayudar al niño", advierte el psicólogo. Esta claro que los niños echan de menos al progenitor que no convive con ellos, "pero es una enseñanza más del proceso de la vida, como habituarse a no ver a sus amigos del colegio o el miedo a la muerte".

Juan Francisco de Dios recuerda que resolver este tipo de conflictos a base de pleitos "es complicado" y teme que tras el estado de alarma haya un repunte de petición de modificaciones de custodias o regímenes de visitas en los juzgados a raíz de las situaciones generadas por el confinamiento del COVID 19. "Los niños no entienden por qué el padre o la madre denuncian al otro o viceversa. Esto hace que convivan con miedo e inseguridad para no hacer nada que perjudique a sus progenitores. El niño quiere a los dos, al padre y a la madre, pero si advierte que hay animadversión entre ambos puede llegar a tener un conflicto de lealtades al complacer a su madre cuando está con ella y al padre cuando está con él. Eso se traduce en la creación de sentimiento de culpa en el menor que itentan compensar con signos de cariño al progenitor con el que no ha estado conviviendo. Es decir, jmuchos besos y abrazos cuando vuelve de estar con el padre o la madre", advierte.

Lo que es un sintentido es pedir la vuelta a la normalidad -aunque sea la nueva normalidad- y la rutina y "romper lo que se había estado haciendo hasta el estado de alarma y que se vio roto por una excepcionalidad. Si los niños están por medio no se puede contar, compensar o ir al milímetro del tiempo pasado con unos y con otros", explica. El psicólogo ofrece alternativas como, por ejemplo, con la llegada del verano, pasar tres semanas con uno en julio, la restante de julio y otras de agosto con otro,  o similar"

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