Sociedad

Viaje a la mente de un asesino

  • La Guardia Civil cuenta con un equipo de psicólogos criminalistas que ya han intervenido en unos 600 casos Tras un crimen se ocultan a menudo indicios no sólo físicos, sino también mentales

"Cada asesino es único". Así de contundente se manifiesta el responsable de la Sección de Análisis del Comportamiento Delictivo (SACD) de la Guardia Civil, José Luis González, que dirige un equipo de psicólogos criminalistas que ya ha intervenido en 600 casos, desde asesinatos a catástrofes. Su participación ha sido decisiva en muchos de ellos, y eso que los medios de los que dispone la unidad son todavía escasos para una labor que la Guardia Civil puso en marcha en 1995, convirtiéndose así en la pionera entre las fuerzas de seguridad en aplicar la psicología en la investigación criminal, ya que la Policía Nacional la ha creado hace apenas dos años.

El accidente ferroviario de Chinchilla (Albacete), el aéreo de Spanair en Madrid, el incendio de Guadalajara o, más recientemente el triple homicidio de Degaña (Asturias) son algunos casos en los que ha participado el equipo, integrado por seis psicólogos. Aunque viajan constantemente por toda España para ayudar en la investigación, se baraja formar a otros psicólogos de la Guardia Civil que, asesorados por los de la sección central, trabajen en el propio territorio donde estén destinados.

Un psicólogo criminalista no es un psicólogo ni asistencial ni forense, sino alguien que analiza la conducta de los implicados contribuyendo así a la resolución policial de los casos criminales, aunque este cometido no es el único.

¿Cómo trabaja esta sección, perteneciente a la Jefatura de la Policía Judicial de la Guardia Civil? En torno al 60% de las tareas de la unidad son entrevistas e interrogatorios a testigos y víctimas de un suceso especialmente de aquellos que presentan una mayor vulnerabilidad, como niños de corta edad, personas con trastornos mentales, discapacitados, víctimas traumatizadas o jóvenes que han sufrido abusos sexuales.

Se requiere una habilidad y formación especial para conseguir que esas víctimas o testigos colaboren, ya que en muchas ocasiones el shock que les ha provocado presenciar el suceso puede dificultar la obtención de un testimonio fundamental para la investigación.

Algunos casos han sorprendido a los propios psicólogos, como la "entereza" de los niños de 6 y 11 años que se encontraban en la casa cuando el ex marido de una concejala mató al padre de ésta, su hermano y su actual pareja. Los psicólogos tuvieron que entrevistar a los pequeños -hijos del agresor- un día después del crimen.

Casos difíciles y muy sensibles en los que también se ven implicados extranjeros y, para ello, señala González, la sección tiene que echar mano de intérpretes a los que previamente se les prepara para que puedan afrontar el caso con normalidad.

Un 30% del trabajo de la SACD tiene que ver con la elaboración de los denominados "perfiles criminales". En estos casos, el psicólogo criminalista lleva a cabo una labor fundamental para la investigación. Como explica González, el asesino, el "malo", no sólo deja indicios físicos en la escena del crimen o el delito, sino también mentales o psicológicos que pueden ofrecer pistas sobre el autor, sobre el tipo de persona que es, y así ayudar a identificarle.

En suma, dice el jefe de la SACD, el criminal deja "rastros" de su personalidad en detalles como la hora en la que ha ejecutado la acción, el orden o desorden de la escena del crimen, el arma utilizada o el tipo de víctima elegida.

En esa labor de interpretación de la escena del crimen, el equipo de González también facilita formación a los investigadores de la Policía Judicial de la Guardia Civil, que tienen en su haber la resolución del 98% de los casos en los que han tenido que participar.

Alrededor del 7% del trabajo de la SACD lo absorbe su intervención en catástrofes. Su labor, subraya González, no es sólo auxiliar a las víctimas, sino tomar declaración a los supervivientes, lógicamente impactados, o trabajar con las familia para facilitar las identificaciones, por ejemplo.

No se producen muchos casos en España de secuestradores o atrincherados en los que sea necesaria la negociación con el autor. Pero en las pocas ocasiones en que ocurre un hecho de estas características, los psicólogos criminalistas acuden al lugar par ayudar al negociador.

Y es que son ellos los que contribuyen a "perfilan" al atrincherado y, así, orientar para que el negociador consiga tranquilizar al autor y hacerle desistir de su acción.

Tras la conversación, al periodista no le cabe duda de que estos guardias civiles se adentran en la mente del criminal o de la víctima para adivinar su personalidad. Por ello, la pregunta es inevitable: ¿Hay un perfil de asesino en España? La respuesta de González es rápida: "Cada asesino es único".

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