Sociedad

Estados Unidos se une finalmente a la 'hoja de ruta' aprobada en Bali

  • El acuerdo intenta encauzar las negociaciones con vistas al encuentro en Dinamarca para el año 2009 · La reducción de las emisiones sólo queda reflejada de forma indirecta

La Conferencia de la ONU sobre el Cambio Climático alcanzó ayer un acuerdo final después de que Estados Unidos cediera en el último instante, lo que permite empezar a negociar el año próximo un pacto más ambicioso que el Protocolo de Kioto.

La posición de la delegación estadounidense, encabezada por la subsecretaria norteamericana de Estado para la Democracia y los Asuntos Globales, Paula Dobriansky, mantuvo en suspense el resultado de la Conferencia hasta el último suspiro y obligó a prolongar un día más el desenlace por su firme negativa a asumir compromisos puntuales.

Washington levantó sus objeciones al acuerdo minutos después de haber señalado que no pensaba unirse al consenso. "No estamos preparados para aceptar esta formulación en este momento", afirmó previamente la negociadora estadounidense, lo que provocó el abucheo de las demás delegaciones.

Sin embargo, y ante la presión de la sala, Dobriansky optó finalmente por desbloquear los debates y posibilitó el acuerdo que reclamaba el secretario general de la ONU, Ban Ki-Moon, quien regresó ayer a Bali desde Timor Oriental para salvar el pacto.

Antes de alcanzarse un acuerdo, el secretario de la convención, Yvo de Boer, salió de la sala de conferencias con lágrimas en los ojos después de que China le acusase de irregularidades procedimentales. A su regreso, y tras conocerse el compromiso de EEUU, fue ovacionado.

La hoja de ruta de Bali es un acuerdo de mínimos, ya que lo que prevé es el inicio de un proceso de negociaciones que se extenderá hasta 2009 y que debe fijar una nueva serie de objetivos para la reducción de las emisiones que reemplacen al Protocolo de Kioto a partir de 2012.

EEUU aceptó al final que el texto contenga de forma expresa que los países industrializados transferirán tecnología a los emergentes para ayudarles a luchar contra el calentamiento global, como exigía el llamado G-77 más China, que aglutina a 132 países en desarrollo.

A cambio, este grupo se compromete a llevar a cabo medidas para rebajar sus niveles de dióxido de carbono de una forma que sean controlables y verificables.

El documento alcanzado ayer también incluye una referencia, aunque indirecta y no obligatoria, a la necesidad de que los países industrializados reduzcan sus emisiones de gases contaminantes entre el 25 y el 40 por ciento, respecto a los niveles de 1990, para el año 2020.

La hoja de ruta de Bali, llamada así porque encauzará las negociaciones que comenzarán el año próximo y que concluirán en Copenhague en 2009, también contempla la transferencia de tecnología verde a las naciones emergentes, así como ayudas para paliar los efectos del cambio climático y "recompensas" por la protección y conservación de bosques y junglas.

Se trata de un acuerdo histórico porque, aparte de los compromisos citados, reintegra a Estados Unidos a la corriente general contra el calentamiento del planeta y consigue que, por primera vez, China y la India acepten que tienen que controlar sus emisiones.

"Esto es el principio, no el final", indicaba ayer Ban Ki-Moon después de la consecución del acuerdo, y elogió la "flexibilidad" mostrada por la delegación estadounidense. "Deberemos afrontar negociaciones más complejas, largas y difíciles", auguró.

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