El presidente de la Confederación suiza, Alain Berset, y el papa Francisco hablaron ayer de los distintos conflictos en Oriente Próximo, de la necesidad de una política de acogida de refugiados y del destino de las minorías religiosas, como los rohinyás de Birmania. Ambos se reunieron en el aeropuerto de Ginebra tras llegar el Pontífice a Suiza, donde instó a los cristianos a no mostrarse indiferentes ante los que sufren.
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