El científico británico Robert Edwards, ganador de un premio Nobel y pionero del tratamiento de fecundación in vitro, murió "pacíficamente" mientras dormía a los 87 años, según informó su familia. El trabajo de Edwards junto a su colega Patrick Steptoe en esta área permitió el nacimiento del primer bebé de probeta, Louise Brown, en 1978. Desde entonces han nacido otros cuatro millones de bebés gracias al tratamiento de fecundación in vitro. "Su inspirador trabajo en el comienzo de los 60 permitió un hallazgo que ha mejorado la vida de millones de personas en todo el mundo", dijo Mike Macnamee, jefe de la clínica de fecundación in vitro Bourn Hall, cofundada por Edwards. "Fue un privilegio trabajar junto a él y su fallecimiento es una gran pérdida para todos nosotros", añadió.
Edwards recibió el premio Nobel de Medicina en 2010 y fue nombrado Caballero en 2011 por sus "servicios con la biología de reproducción humana". El Vaticano fue uno de los principales críticos de su trabajo. Edwards señaló por su parte que la Iglesia estaba "totalmente equivocada". "Creo que el nacimiento de un niño es lo mejor que puede suceder y cualquiera que se interponga debería ser apartado. Es lo primero (en la vida)", dijo alguna vez. Uno de sus primeros alumnos, Martin Johnson, expresó: "No sólo fue un visionario en su ciencia, sino también en su comunicación con el público más amplio sobre temas científicos en los que fue un gran pionero".
Edwards comenzó su largo vínculo con la Universidad de Cambridge en 1963 y fue director científico de Bourn Hall entre 1980 y 1990. Entre otras distinciones, en 1984 fue nombrado miembro de la Real Sociedad, la principal institución científica de Reino Unido. En 1989 fue designado profesor emérito en Cambridge
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