El arzobispo de Sevilla, Juan José Asenjo, se mostró ayer convencido de que, con su nueva vida, "escondida con Cristo en Dios" y "dedicada a la oración", Benedicto XVI va a "servir de forma preciosa" a la Iglesia, ya que, aunque los fieles "no se pueden quedar tumbados en la cuneta", lo que éstos necesitan "sobre todo" es que "la gracia de Dios fecunde sus proyectos, anhelos y acciones", algo que, según el prelado hispalense, el Papa "ha dejado meridianamente claro".

Tras asistir en la Plaza de San Pedro junto a medio centenar de sevillanos a la última audiencia pública ofrecida por Benedicto XVI, Asenjo confesó haberse "emocionado" al final "pensando que era la última vez que veía al Papa", a quien tuvo la oportunidad de tratar "varias veces" cuando aún era el cardenal Joseph Ratzinger y él ejercía como secretario de la Conferencia Episcopal Española. "No olvido que él fue el que me nombró arzobispo de Sevilla", agregó Asenjo para subrayar que le tiene "muchísimo cariño, afecto y gratitud", así como que le da "una profunda pena" el final de su Pontificado.

El prelado sevillano afirmó haber vivido "con muchísima emoción" las palabras pronunciadas por el Papa en su última audiencia, en la que el Pontífice "ha abierto su corazón" con un discurso que le ha "impresionado mucho", según ha aclarado, por su "sencillez y frescura". En su intervención, según relató Asenjo, Benedicto XVI "ha dicho cómo vivió él su elección y los meses en los que estuvo pensando ante su conciencia y delante de Dios en la renuncia", así como les ha asegurado que "nunca se ha sentido ni imprescindible ni protagonista, porque el único protagonista de la acción pastoral de la vida de la Iglesia es el Señor".