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Sociedad

Josef Fritzl: "No soy un monstruo"

  • La prensa austriaca recoge declaraciones del carcelero de Amstetten, en sintonía con la estrategia de su abogado de hacerle pasar por enfermo · El acusado frecuentaba prostitutas en una celda oscura

"No soy un monstruo, podría haberlos matado a todos y nadie se hubiera enterado", dijo Josef Friztl a su abogado tras ser detenido por la serie de atrocidades que han conmovido al mundo. Estas declaraciones fueron conocidas ayer, al ser publicadas por la prensa austriaca, presumiblemente previa filtración del abogado del carcelero de Amstetten, justamente el día en que su defendido declaraba ante la Fiscalía.

Hasta ahora se habían publicado hipótesis sobre el caso de Josep Fritzl, declaraciones de vecinos y amigos o nuevos datos sobre el terrible encierro, pero nunca había hablado el propio implicado, más que para reconocer su culpabilidad. Ahora, esa conversación entre el acusado y su abogado, Rudolf Mayer, ha trascendido a los medios y por primera vez se conoce lo que piensa Fritzl tras su detención. En concreto, el monstruo se queja del mal trato que recibe de la prensa y asegura que no es tan malo como lo pintan porque podría habe sido más cruel. Se trata del argumento que sus letrados quieren transmitir a la opinión pública, de cara al juicio sobre el caso. Por ello, Fritzl, que declaró ayer ante el fiscal que lleva el caso, quiso que su mensaje llegase antes al periódico austríaco Österreich, en el que se publicaba ayer este encuentro con su abogado, en el que le recuerda que fue él mismo quien decidió llevar a su hija-nieta Kirstin al hospital, para salvar su vida, ya que se encontraba muy grave. "Kirstin no estaría viva si no fuera por mi", asegura Fritzl durante la conversación. Éste fue precisamente el caso que llevó a las fuerzas de seguridad a sospechar que algo estaba ocurriendo, ya que no existía ficha médica de la joven y su enfermedad, provocada por el incesto, hizo que se investigara su situación. De este modo, el carcelero apuntó que tenía la posibilidad de matar o dejar morir a sus víctimas y que no entiende por qué en los medios se le apoda como el monstruo de Amstetten.

El abogado Mayer está intentando que el estado mental de su cliente sirva de atenuante en su condena y que no ingrese en la cárcel, sino en un centro psiquiátrico. Algunos especialistas de diferentes países, contratados por el letrado, corroboran que Fritzl no es responsable de sus actos debido a la visión distorsionada de la realidad que le provoca su estado mental. "Su mayor motivación es ejercer el poder" sobre otros, explicó el doctor Reinhhard Haller, para quien éste es un síntoma de los trastornos de este tipo.

Quienes también han hablado de problemas mentales en el acusado son las prostitutas a las que visitaba en el local Villa Ostende, a 48 kilómetros de su casa. "El 95% de los clientes son normales y un 3% son algo inestables. Sin embargo, Fritzl pertenecía al 2% de completos pervertidos que están mentalmente enfermos", señaló Christoph F., empleado del negocio, quien detalló que sus clientes pagaban 150 euros por el servicio de una hora. Entre las prácticas habituales de Fritzl estaba el ordenar que le llamaran "profesor" y como tal se portaban con las prostitutas. Una de ellas explicó que a Fritzl le gustaba dar órdenes y las trataba como niñas, ordenándoles lo que tenían que hacer y llegando a regañarlas por su vocabulario. Además, la mujer señaló: "Le gustaba mantener relaciones sexuales en el interior de una celda que había en el interior del local. Era oscura y siniestra, pero también su lugar favorito".

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