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Sociedad

Hedor de cadáveres y poca ayuda en los pueblos destruidos de Sumatra

  • Los equipos de rescate agotan las últimas horas para rescatar supervivientes entre los escombros · Indonesia recuenta 1.000 muertos y 4.000 desaparecidos

La localidad indonesia de Padiaman, la más próxima al epicentro del brutal terremoto de Sumatra, era ayer, cinco días después del seísmo que sacudió el oeste de la isla, un páramo con cadáveres que se descomponen y sin apenas ayuda para sus pocos supervivientes. El viaje al corazón de la tragedia es una senda tortuosa a través de los 21 distritos que componen Pandiaman, que han quedado destruidos en un 85%, y donde el balance más exacto de fallecidos, el recopilado por la red local de ONG, tan sólo precisa que los fallecidos ascenderán a "varios cientos".

"La situación aquí es horrible. Por los datos que tenemos creemos que el número total de muertos en Padiaman ascenderá a unos centenares", dijo Ajun Khandam, de la coalición de colectivos Lambang Darma. En las aldeas de Pulau Aiya, Lubuk Lawe y Jumena, sepultadas bajo toneladas de lodo y piedras de sendos corrimientos provocados por el terremoto, el Gobierno de Indonesia estima que han muerto unas 640 personas. Según Lambang Darma, 3.195 casas de esta zona fueron destruidas total o parcialmente y los lugares en que se edificaron quedarán como áreas inhabitables.

Naciones Unidas calcula que el total de víctimas mortales asciende a más de un millar, aunque señala que esta cifra podría elevarse. Esto se debe a que hasta 4.000 personas se encuentran sepultadas aún entre los escombros, según el Ministerio de Sanidad, y están casi agotadas las probabilidades, de que se encuentren algunas vivas.

Las organizaciones no gubernamentales en Padiaman reconocen que aún hay localidades enteras de las que no tienen información alguna, ya que las líneas telefónicas siguen cortadas y las carreteras están bloqueadas por toneladas de tierra de las decenas de avalanchas que provocó el seísmo en esta zona. "Tenemos que ir en moto o andando a los pueblos y volver físicamente con la información para procesarla, lo que lleva mucho tiempo. Y hay sitios a los que no hemos conseguido llegar", explicó Khandam.

Los trabajos de emergencia, que ayer se desarrollaban bajo una intensa lluvia, no se están centrando en la recuperación de cadáveres, como en Padang, la capital de la provincia más afectada, sino en la asistencia a las miles de personas que se han quedado sin casa, alimentos ni medios para subsistir. "En los lugares a los que hemos podido acceder, nos cuentan que lo necesitan con mayor urgencia son refugios, luego agua y comida", señaló Khandam. Hasta el momento se han instalado en esta zona cerca de medio millar de barracones con capacidad para unas 5.000 personas, pero los jefes de las organizaciones humanitarias aseguran que son insuficientes.

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