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Sociedad

El Gobierno británico apuesta por las bodas gays para fortalecer la institución del matrimonio

  • El Ejecutivo de Cameron llevará al Parlamento una iniciativa que permitirá que los enlaces se celebren en iglesias, aunque no en las anglicanas, donde estará prohibido.

El Gobierno conservador británico defendió la necesidad de legalizar las bodas gays con el fin de fortalecer la institución del matrimonio, al tiempo que apostó porque estos enlaces sean opcionales en templos religiosos. La ministra británica de Cultura e Igualdad, Maria Miller, detalló en el Parlamento una propuesta legislativa, que se votará el año próximo y que podría permitir la celebración de las primeras bodas entre personas del mismo sexo en el Reino Unido en 2014.

La ministra tory insistió en defender las bodas gays como una forma de "reforzar la institución del matrimonio" y mantenerla como algo "significativo" y "relevante", en respuesta a las críticas de algunos de sus compañeros de filas. La propuesta, que cuenta con el apoyo total del primer ministro británico y líder conservador, David Cameron, ha sido muy criticada por un sector importante de su partido y se calcula que el 40 por ciento de los diputados tories podrían votar en contra. Sin embargo, se prevé que la ley pase por el Parlamento y se apruebe sin problemas ya que los matrimonios entre homosexuales tienen el visto bueno de los liberaldemócratas, que gobiernan en coalición con los conservadores, y el Partido Laborista, el primero de la oposición.

El asunto más espinoso de la ley era la autorización de que las bodas gays puedan celebrarse también en iglesias, algo anunciado la semana pasada por el propio Cameron y que desató la ira de muchos tories y grupos religiosos. Finalmente, el Gobierno británico ha optado por hacer opcional la celebración de estos enlaces para las diferentes creencias religiosas en sus templos y ha apostado por la prohibición en el caso de las iglesias anglicanas.

La propuesta recogerá que ninguna organización religiosa o sacerdote de manera individual pueda ser obligado a celebrar matrimonios entre personas del mismo sexo o a permitir que estos se celebren en sus edificios. Además, permite de manera opcional que aquellas confesiones que las aprueban, como los cuáqueros o los judíos liberales, puedan celebrar en sus templos estas bodas. Con el fin de no enfrentarse a la iglesia anglicana y no inmiscuirse en su normativa, el Gobierno convertirá en ilegales los matrimonios homosexuales en el caso de la Iglesia de Inglaterra y la Iglesia de Gales, que quedarán exentas de la futura normativa. El Gobierno británico añadirá, además, una enmienda a la ley británica de Igualdad del Reino Unido para que ninguna organización religiosa pueda ser demandada por discriminación si se niega a celebrar bodas gays.

Antes de presentar esta propuesta, el Gobierno británico llevó a cabo un periodo de consulta de tres meses en el que recibió un número de respuestas récord (228.000), de las cuales el 53 por ciento se mostró a favor de que todas las parejas, independientemente de su género, pudieran casarse por lo civil. Además, como resultado de esta consulta, el Gobierno dijo que no tiene planes de cambiar la definición de adulterio, que seguirá siendo causa de divorcio, algo que sin embargo no sucederá con los casos de "no consumación del matrimonio".

Desde 2005, en el Reino Unido los gays y lesbianas pueden optar por la unión civil, una figura jurídica que da prácticamente los mismos derechos que el matrimonio, a excepción del nombre. Las 50.000 parejas que han optado desde entonces por las uniones civiles podrán, cuando se apruebe la ley, convertirse en matrimonios, aunque a los interesados les costará 100 libras (124 euros).

Durante el debate en la Cámara de los Comunes, se volvió a poner de manifiesto la fuerte contestación que la propuesta tiene entre miembros del Partido Conservador, aunque importantes figuras de esta formación han apoyado abiertamente el matrimonio homosexual como el alcalde Londres, Boris Johnson, y el ex primer ministro John Major. El diputado Peter Bone se preguntó "cómo la ministra se atreve a redefinir la palabra matrimonio" mientras Martin Vickers dijo que se trata de "un gran cambio social que muchos a los que representamos consideran inaceptable".

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