Sociedad

Detenidas dos personas por distribuir una planta psicotrópica

  • Los arrestados captaban clientes con la promesa de "purificar el alma"

La Policía Nacional ha detenido a los dos responsables de una asociación que vendía yajé, una planta cuyo principio activo es un psicotrópico, con la promesa de la "purificación del alma y del cuerpo".

Según informa la Dirección General de la Policía y de la Guardia Civil, los arrestados captaban a sus clientes a través de charlas y panfletos en restaurantes vegetarianos y establecimientos alternativos.

En la operación han sido incautados 40 kilos de esta sustancia, que puede llegar a ocasionar la muerte por intoxicación, y con los que se podrían haber elaborado unas 40.000 dosis cuya venta supondría unos beneficios de 1.200.000 euros, 30 euros por toma.

Las investigaciones comenzaron el pasado mes de septiembre, cuando la Policía Nacional fue alertada por la Agencia Española del Medicamento y Productos Sanitarios.

La Policía averiguó que los sospechosos, un ciudadano argentino y una mujer española, informaban en restaurantes vegetarianos de Madrid de los usos y propiedades de esta sustancia, que según ellos servía para la relajación, el viaje astral o la telepatía y tenía capacidad de curación, de dar fuerza, de comunicación con espíritus, de hechizar y de aprendizaje de "ícaros" o adivinaciones.

Sin embargo, uno de los principios activos del yajé o ayahuasca es la dimetiltriptamina (DMT), un psicotrópico recogido en la Lista I del Convenio sobre Sustancias Estupefacientes suscrito por España. Algunos de sus efectos son fuertes diarreas, alucinaciones, náuseas, fuertes vómitos, salivación, dilatación de pupilas, sudoración profusa, convulsiones, palpitaciones, taquicardia y aumento de la presión sanguínea, además de un notable efecto afrodisíaco, muestras de temor o de agresividad y, en algunos casos, intoxicación mortal.

En las charlas iniciales, publicitadas en revistas distribuidas en establecimientos de comida vegetariana y otros comercios alternativos, se captaba a personas de toda índole y extracción social, incluidos menores de edad.

El objetivo era lograr su asistencia a encuentros de fin de semana en un chalet de Las Rozas (Madrid).

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