Sociedad

Científicos de EEUU aseguran que un poco de estrés es bueno contra el cáncer

  • Vivir en un ambiente rico en incentivos físicos y mentales frena la enfermedad

Un poco de estrés es bueno tanto para el organismo como para combatir el cáncer. Así lo confirmó un estudio de científicos estadounidenses liderado por investigadores del Centro Global de Cáncer de la Universidad Estatal de Ohio, del Hospital de Cáncer Arthur G. James y del Instituto de Investigación Richard J. Solove. El análisis concluyó que vivir en un ambiente rico en incentivos físicos, sociales y mentales puede frenar el crecimiento del cáncer.

Los expertos descubrieron que un entorno con estímulos activa un recorrido del sistema nervioso a través del cual el cerebro se comunica con el tejido adiposo. Ese circuito dice a las células adiposas que impidan la liberación en la sangre de una hormona denominada leptina, que normalmente ayuda a contener el apetito, pero que se descubrió que acelera el crecimiento del cáncer.

Según el investigador principal de este estudio, Matthew J. During, profesor de Neurociencia, de Cirugía Neurológica, Virología Molecular, Inmunología y Genética Médica, "la gente tiende a pensar que los supervivientes del cáncer deben evitar el estrés, pero nuestros descubrimientos sugieren que esto no es del todo cierto".

"Los efectos anticancerígenos que hemos observado en este estudio no se debieron sólo al aumento de la actividad de los animales, sino más bien a los cambios físicos y sociales asociados con la liberación de la hormona del estrés", añadió.

El ambiente estimulante creado para realizar este estudio hospedó a veinte ratones en grandes contenedores equipados con juguetes, escondites y ruedas giratorias, además de una cantidad ilimitada de comida y agua. Por su parte, los ratones del grupo de control se ubicaron en grupos de cinco en pequeños contenedores estándar de laboratorio, sin juguetes, pero con agua y comida también ilimitada.

Los autores de este trabajo inyectaron melanoma humano bajo la piel de estos animales. Después de tres semanas en la casa con juguetes, los roedores tenían tumores que medían aproximadamente la mitad de los que presentaban los animales del grupo de control.

A las seis semanas de vida en el ambiente con estímulos, los tumores eran un 80% más pequeños que los de los animales de control y casi un 20% de los animales de los contenedores con juguetes no presentaban tumores visibles. Sin embargo, los de los animales del grupo de control seguían siendo evidentes.

Una serie de experimentos demostró que la leptina y los circuitos del sistema nervioso ejercían una influencia real sobre el crecimiento del tumor bloqueando totalmente la hormona y haciendo que los animales desarrollaran tumores más pequeños.

Los investigadores descubrieron que un gen que juega un importante papel en el control de la ingesta de comida y el equilibrio energético estaba mucho más activo en los animales que vivían en un ambiente estimulante.

Cuando trasplantaron copias de este gen a los ratones de la casa estándar se imitaron los efectos que tuvo el ambiente estimulante y se redujo así el tamaño de los tumores en estos animales en un 75%. Por otra parte, bloquear este gen eliminó su efecto e incluso provocó que los animales del ambiente con estímulos desarrollaran tumores grandes.

Finalmente, los investigadores estudiaron una clase de ratón que era incapaz de fabricar la hormona leptina. La inclusión de ésta en los animales causó en ellos el desarrollo de melanomas un 40% más grandes que los de animales similares a los que se les administró una solución salina.

Comentar

0 Comentarios

    Más comentarios