La Semana Santa vivió ayer uno de sus momentos más solemnes con la salida procesional de dos hermandades con mucha historia a sus espaldas y mucha devoción entre sus devotos. Con una temperatura agradecida, la tarde se alió con los olores típicos de la primavera que, junto al incienso y el olor a cera, fraguaron el mejor retablo para el recuerdo. El Jueves Santo se las prometía.

La primera hermandad en procesionar fue la cofradía del Santísimo Cristo de la Vera Cruz, Nuestra Señora de las Angustias y San Juan Evangelista, que salió a las seis de la tarde desde su templo de San Juan de Dios, ubicado en el centro de Arcos. Se trata de una de las hermandades más antigua de las diez que procesionan en la Semana Santa local, declarada de Interés Turística Nacional. No en vano, la Vera Cruz cumple 477 años desde su fundación. Y otra vez dejó en su salida procesional estampas de los populares armaos, custodiando los pasos, y de la comitiva arropando a las benditas imágenes de incalculable valor.

También, la Hermandad de Los Remedios (El Silencio) salió a la calle, sobre las siete y media de la tarde, desde el templo de San Pedro Apóstol. El Cristo de los Remedios como es la tradición iba portado por un grupo de hombres y la Virgen de los Dolores iba detrás acompañando. El Jueves Santo se llenó de seriedad y lucimiento con mujeres vestidas de mantilla que fueron el mejor preámbulo para que Arcos pudiera vivir con plenitud su importante Magrugá.

Y es que cada año es muy esperada la procesión del Nazareno, que tenía prevista su salida a las dos de la madrugada, desde la iglesia de San Agustín. Esta procesión cuenta con dos itinerarios. La Hermandad de Nuestro Padre Jesús Nazareno, María Santísima del Mayor Dolor y Traspaso, San Juan Evangelista y Santa Verónica hace su entrada hoy a las cuatro de la tarde.