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El calibre real de la grandeza

  • Oportunidad El Sevilla, golpeado por muchas circunstancias, debe sacar su carácter frente al Barcelona para levantarse En precario Tal y como se prevía, sólo viajaron 14 profesionales

Corren malos tiempos para la lírica en sevillista. Malos resultados, un futbolista prácticamente perdido por un problema cardiaco, dos estrellas concentradas con sus selecciones para disputar la Copa de África, una infinidad de nombres en el parte médico diario, incluido Marc Valiente, una opción del filial, sólo 14 profesionales de la primera plantilla disponibles para un partido trascendental... Son demasiadas circunstancias en contra para no aceptar que la dinámica de este Sevilla es negativa, pero ahora es cuando se puede calibrar de manera real la grandeza de un equipo de fútbol y la visita al Barcelona, por mucho que pueda parecer lo contrario, tal vez sea la oportunidad ideal para rebelarse contra tantísimas adversidades.

Se disputa la ida de los octavos de final de la Copa del Rey, una de las competiciones que estaban anotadas en el libro de ruta de José María del Nido y su consejo de administración, y las bolas que sacara, durante el sorteo, el vicepresidente sevillista José Castro quiso que se emparejaran el Barcelona y el Sevilla. Casi por primera vez durante la presente campaña, pues, los nervionenses parten como téoricos derrotados en las casas de apuestas, pero el fútbol es tan caprichoso que tampoco sería extraño un resultado favorable a los intereses de la tropa de Manuel Jiménez.

Ésa, al menos, es la gran esperanza que alberga el entrenador arahalense y, por supuesto, todo el sevillismo. Pero para que exista una sola posibilidad de que así pudiera suceder es preciso un incremento en el rendimiento de los futbolistas cercano al ciento por ciento. El nivel ofrecido por el Sevilla frente al Atlético o ante el Getafe con anterioridad no vale para sacar un buen resultado en el Camp Nou. Es evidente que el fútbol tiene que ser mucho menos pastoso, más rápido, más vivaz... Ésa es la única manera de sacar algo positivo en una visita al Camp Nou y el Villarreal ya se encargó de mostrar el camino el pasado sábado.

Claro que eso es fácil decirlo, lo complicado es dar con la fórmula adecuada para llevarlo a la práctica. No en vano, el Barcelona actual acumula 12 triunfos en la Liga y 4 empates, además de seis títulos consecutivos para que todo el mundo coincida en afirmar que el equipo de Pep Guardiola es uno de los mejores de la historia, si no el más grande. Esas cifras y tantos piropos más que justificados indican que la empresa es más que complicada, casi imposible.

Y ahí surge la figura de Jiménez para devanarse los sesos en busca de una solución para tratar de buscarle las cosquillas al coloso azulgrana. Está claro que no es el mejor momento para meterse en la cabeza del entrenador nacido en Arahal, pues ésta debe estar girando más aún que una lavadora cuando centrifuga en pos de hallar las vías para equilibrar a su equipo y tratar de hacerle daño a semejante adversario. Lo peor, de cualquier forma, es que las posibilidades de realizar combinaciones se han visto drásticamente reducidas con tantísimas bajas como acumula la actual plantilla de la entidad blanquirroja.

Ése es un gran problema, el peor sin duda, pero sería un menosprecio a los que sí están en condiciones que no se pueda pensar siquiera en la posibilidad de una sorpresa en el Camp Nou. A partir de ahí conviene repasar línea por línea para tratar de descifrar el galimatías que puede ser la alineación. Punto uno, la portería. Ahí parece seguro que Palop será el titular, sobre todo después de comprobar el pasado sábado en el Vicente Calderón que su problema en la rodilla se había quedado, afortunadamente para su entrenador y para todos los sevillistas, en sólo un susto.

Punto dos, la defensa y ya comienzan las cábalas. Jiménez se ha quedado sin central derecho o sin lateral diestro, según se prefiera. Squillaci no está, Fazio tampoco y ya se sabe que, desgraciadamente, Sergio Sánchez se encuentra en Barcelona para un motivo bien diferente. Encima Adriano, la otra opción para el lateral, también se lesionó en el tobillo en una dura entrada de Paulo Assunçao. ¿Soluciones? Aparte de la arriesgada opción de Cala, todo conduce que a que el Sevilla salga con dos centrales zurdos, aunque Escudé se situaría en el perfil diestro. Tal vez sea la posibilidad menos lesiva.

Punto tres, centro del campo. Duscher está disponible, pues su partido de sanción pertenece al ámbito liguero, pero parece que llega el momento para la amnistía a Lolo, quien podría ser acompañado por Renato en el eje de operaciones. Ahí está una de las principales incógnitas, pues también puede jugar Romaric. Y punto cuatro, delanteros. Es donde puede estar la gran sorpresa, ya que Jesús Navas es una clara opción a acompañar a Negredo en una función de mediapunta para buscarle las espaldas a Busquets. Si es así, en las bandas estarían Perotti y Diego Capel a pierna cambiada. Especulaciones y más especulaciones, sin duda, para que Jiménez se quiebre la cabeza en su afán de que los suyos despierten. Los grandes se levantan y dicen que el Sevilla lo es...

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