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Solidario y con velocidad

  • El Sevilla parte del orden defensivo y la presión para sacar la vertiente más efectiva a la contra · El equipo de Jiménez se sobrepone a las bajas y recupera la autoestima

Cuando peor pintaban las cosas, con el trauma por la dolorosa ausencia de Sergio Sánchez y las numerosas bajas con las que se acudía al campo del archielogiado Barcelona, el equipo de Manuel Jiménez sacó sus mejores prestaciones defensivas con una presión adelantada en el momento adecuado para controlar el juego azulgrana y elaborar contragolpes dañinos.

Ni el contratiempo de la lesión de Jesús Navas, que se tuvo que quedar en la caseta en el descanso, o el gol del empate logrado por Ibrahimovic desarbolaron al Sevilla, que siguió con los conceptos claros. El excelente partido de la defensa, sobre todo de la pareja de centrales, se vio recompensado con el desborde de Perotti y Diego Capel, que superaron a sus marcadores en cada ocasión para hacer daño.

Defensa

Realizar un partido defensivo perfecto ante un equipo de la calidad del que dirige Pep Guardiola, que ayer rotó como acostumbra a hacerlo en la competición copera, es harto complicado, pero el cuarteto defensivo sevillista, con las ayudas del resto de compañeros en la presión, casi lo consigue. Sí, el Barcelona tuvo algunas ocasiones de gol, producto de su calidad, pero casi ninguno se produjo por errores de concentración de la defensa, algo que se había convertido en habitual en los últimos tiempos.

Mención aparte merece el partido de los centrales, ambos de perfil zurdo, que se multiplicaron en sus tareas para anticiparse ya fuera a Bojan o Ibrahimovic y que, además, tuvieron la capacidad de ayudar a sus laterales.

Únicamente un lunar en la jugada del gol, en la que Escudé habilitó a Ibrahimovic para que éste se plantase solo ante Palop, aunque la capacidad de resolución del sueco también es de elogiar y no permitió corregir el error.

Ataque

En el primer tiempo, Jiménez apostó por la velocidad de los pequeñitos, pero ninguno de ellos alcanzó a finalizar las oportunidades de contragolpe que se presentaron. Jesús Navas no parecía cómodo en la izquierda y Diego Capel apenas intervenía, pero se intuía la posibilidad de hacer daño a un Barcelona lento en defensa.

La entrada de Renato por el lesionado Navas modificó en parte el dibujo y el Sevilla se encontró más a gusto, sobre todo Perotti y Capel, que desarbolaron a la defensa azulgrana hasta dejar la eliminatoria muy de cara. El almeriense sí se mostró ahora profundo y acabó con el premio del gol, además del penalti cometido sobre él mismo, reivindicando un papel importante en el equipo.

Virtudes

El carácter del equipo para sobreponerse a las numerosas bajas en el escenario más complicado del momento. A la solidaridad demostrada por todos para defender se sumó la mejor versión del Sevilla al contragolpe, lo que resultó decisivo para devolver al grupo la autoestima perdida.

Talón de aquiles

Quizás la falta de llegadas en el primer tiempo o la incapacidad de Kone para desenvolverse como delantero en el área, aunque sí estuviera metido siempre en el partido.

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