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Ganar, ganar y ganar

  • Obligación El Sevilla se ha quedado sin margen de error y casi necesita tres triunfos en las jornadas que restan, el primero ante el Racing Equilibrio Álvarez busca soluciones para que su equipo también defienda

Tres jornadas para el final del campeonato liguero, el momento de llegar bien posicionado para alcanzar los objetivos marcados, según el manual futbolístico de un sabio llamado Luis Aragonés Suárez. Tiempo para la cosecha, pues, y la duda en el Sevilla de si habrá sembrado con criterio para llegar hasta la meta de la Liga de Campeones. De momento, hoy visita al Racing en el avispero que hay formado en Santander por aquello de ver el descenso cada vez más cerca y lo hace con la necesidad ineludible de sumar tres puntos más a su casillero si no quiere despedirse de sus opciones de manera anticipada.

Claro que no será una empresa fácil y que incluso los sevillistas no se fijaban exclusivamente en el Mallorca sino que incluso llegaban a mirar ayer de reojo a los que vienen por detrás. Pero tampoco es cuestión de caer en el negativismo en el que se ha movido el entorno del Sevilla durante todo el curso y que tanto daño le ha hecho al discurrir de la primera plantilla. Porque no sólo se trata de hacer crítica sino que también cabría, desde los más diversos sectores, una autocrítica concienzuda sobre el papel jugado por cada cual, incluidos, por supuesto, los hinchas con sus tremendas exigencias.

Para eso, de cualquier forma, habrá algo más de tiempo, lo que ya no admite más demora es la obligación de lograr un triunfo fuera de casa, que sería el segundo en la etapa de Antonio Álvarez al frente de la primera plantilla. Hasta ahora el balance indica que los blanquirrojos cayeron derrotados en Villarreal, Valladolid y Getafe mientras que lograron remontar en plena recta final un tanto adverso en Málaga. La diferencia, ahora, es que ya apenas hay opciones para la rectificación y ganar en Santander es una obligación ineludible.

¿Qué debe variar en este Sevilla para que, al menos, pueda llegar a ser competitivo como forastero? La respuesta es tan fácil como complicado es llevarlo a cabo sobre un campo de fútbol. Porque es muy sencillo, el equipo necesita ser más equilibrado, no se trata de sumar exclusivamente elementos de ataque sino de fortalecer también a los encargados de la tareas de retaguardia. ¿Cómo se consigue ese círculo perfecto? Ahí llegan los problemas, sobre todo si se sigue apostando de manera obstinada por jugar con cuatro delanteros puros, algo que, a día de hoy, tal vez sólo haga precisamente el Atlético de Madrid.

Dos extremos y dos delanteros, además de un centrocampista creativo por detrás, equivalen a desequilibrio si no se dispone de futbolistas del tipo de Daniel o Poulsen, que prácticamente hacían por dos por su capacidad física y táctica. Antonio Álvarez es el primero que es consciente de ello y durante la comparecencia ante la prensa previa al encuentro ya avisaba de que está trabajando para variar algunos matices que puedan ayudar a hacer el equipo igual de competitivo cuando ataca que cuando defiende, porque de qué sirve marcar tres goles como forastero si encajas cuatro con tanta facilidad.

Una posible solución podría ser ponerle un escudero por detrás a la pareja formada por Zokora y Renato en el centro del campo. Y para ese sitio se podrían aventurar un par de candidatos, hasta tres si se sumara a Lolo. A saber, serían los argentinos Fazio y Duscher, aunque Álvarez, lógicamente, será quien mejor sepa cómo están físicamente sus futbolistas. Obviamente, sería necesario que el Sevilla prescindiera de uno de los elementos más ofensivos. Podría ser un extremo, sobre todo el izquierdo, donde no estarán ni Adriano, hoy lateral, ni Perotti, lesionado, y sólo quedan como opciones Diego Capel y el joven José Carlos, o uno de los dos hombres de arriba, aunque no parece probable que ni Kanoute, sobre todo Kanoute, ni Negredo se vayan a quedar fuera en el arranque.

Un dato, hace más o menos dos años, pues se jugó en estas fechas, Jiménez prescindió de un extremo y el Sevilla se impuso por un rotundo 1-4 con una gran exhibición de Fazio a un Racing que, con Duscher en sus filas, aún peleaba por entrar en la Copa de la UEFA.

Son las cábalas posibles respecto a las combinaciones que se le puedan presentar a Antonio Álvarez a la hora de afrontar este encuentro, pero elija a los que elija lo único claro es que el mensaje tiene que ser obligatoriamente valiente. El Sevilla no puede especular para nada, ni siquiera le vale el empate con casi toda seguridad, y necesita sumar los tres puntos si quiere albergar aún esperanzas de superar al Mallorca en estas tres últimas jornadas. El problema es que el Racing también necesita lo mismo para escapar de la quema del descenso. Uno de los dos sonreirá al final y el otro rumiará sus penas. Por lo demás, de la primavera sevillana se ha pasado al frío de Santander y el encargado de dirigirlo todo es Pérez Lasa. Casi nada. Pero el Sevilla ni siquiera puede pensar en elementos exógenos, necesita ganar, ganar y ganar. Hasta tres veces, porque restan tres partidos de Liga, tres.

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