Semana Santa

Una noche deslucida

  • La jornada se torció cuando empezó a llover a las tres y media con todas las cofradías fuera. Mucho público en la calle pero poco en la carrera oficial

 LA Madrugada siempre es una noche de contrastes y este año lo era más porque tras dos años de lluvia era la primera vez que se podía ver el nuevo formato con sólo dos cofradías, Descendimiento y Perdón, con el apoyo de las tardías del Jueves Santo, Nazareno y Medinaceli. Pero los contrastes en esta ocasión no venían sólo por el estilo de cada una de las hermandades, sino por la muchedumbre  que había a primeras horas de la noche fuere de la carrera oficial y por el ambiente casi desolador de las zonas con sillas. Los cortes entre unas cofradías y otras no invitaban a quedarse parado y la gente fue a buscarlas para no sufrir las invitaciones del sueño.

Por si esto fuera poco, la lluvia también hizo acto de presencia cuando parecía que la Madrugada iba a ser la prolongación de un gran Jueves Santo. Sin embargo, justo cuando la hermandad del Perdón se encontraba ya con el paso de misterio en la calle y la Virgen a las puertas de Santa Cruz, empezó a llover, de manera muy suave al principio y con algo más de fuerza en la media hora posterior.

En esas primeras gotas Descendimiento ya enfilaba Novena, mientras que el palio de Medinaceli se encontraba en la calle Columela. 

Ahí ya no todo fue igual. Descendimiento empezó a acelerar su marcha camino de San Lorenzo. En  Medinaceli se dio la curiosa circunstancia  de que el Cristo cogió por Cristóbal Colón y Cobos mientras que el de la Virgen de la Trinidad lo hacía por Nueva y San Juan de Dios hasta encontrarse de nuevo en Pelota. Eso sí, los dos pasos fueron prácticamente juntos por el Pópulo hasta Santa Cruz mientras que los tramos de la Virgen y la penitencia quedaron detrás en una curiosa imagen.

Al Nazareno de Santa María el agua le cogió con el Cristo saliendo prácticamente al Campo del Sur donde el saetero Juan Romero le cantó la saeta desde la Cárcel Real.

Sin embargo, el punto más controvertido estaba en la Catedral, donde el Perdón había entrado y tenía que decidir si regresaba directamente a Santa Cruz, o decidía completar todo el recorrido. Después de permanecer reunida la junta de gobierno se optó por lo segundo y se ordenó la formación del cortejo. Entonces eran las cuatro y media de la madrugada.

Este era un año especial para el Perdón debido a la enfermedad de su hermano mayor, ManuelGarrido. Su hijo, también Manuel, lloraba desconsolado en la salida por la emoción.

Más tarde se entendería el motivo del empeño del Perdón en continuar adelante. En un balcón de la calle Nueva Manuel Garrido padre asistía emocionado al paso de su cofradía, lo que se incrementó cuando el paso de misterio, sin apenas espacio, prácticamente se le puso de cara, algo que ocurrió también con Virgen del Rosario en sus Misterios Dolorosos.

Y antes de todo eso se pudo ver en lo positivo que el paso de las hermandades por Columela, como hizo Medinaceli, puede ser una idea a seguir. En lo negativo que estar en la carrera oficial una Madrugada del Viernes Santo es una tortura por los cortes que se producen entre cofradía y cofradía. De Oración en el Huerto, hay un espacio con el Nazareno. De ésta a Medinaceli basta con decir que mientras que el palio de la dolorosa de Santa María estaba por San Agustín, la cruz de guía de Medinaceli iniciaba su paso por Cánovas del Castillo. Al final de este cortejo, otra media hora hasta Descendimiento y ya para rematar la faena, una hora y media para el Perdón.

Eso hizo que la mayoría de la gente intentara ver a las cofradías antes de que entraran en Catedral. Por ejemplo, en  Descendimiento había muchísima gente viendo a esta hermandad en la plaza de las Flores.

La aparición de la lluvia fue una pena porque el casco histórico estaba lleno y para ello nada más que había que darse una vuelta por la circunvalación para ver que había coches aparcados en lugares inverosímiles.

Entre los detalles de La Madrugada estuvo el del pregonero Juan Manzorro, que procesionó en su cofradía de toda la vida el Descendimiento, “lo que me traslada a mi infancia”, tal y como dijo cuando dio la primera levantá del paso de misterio.

También en el Perdón, que volvía a procesionar después de dos años sin hacerlo por culpa de la lluvia, y que por fin pudo llevar sus paso hasta la recogida a las claras del día, pese a que en ese trayecto tuvo que pasar por la penitencia del agua en algunos momentos.

En esta hermandad la banda música Pedro Álvarez Hidalgo de Puerto Real interpretó el himno de la jornada, ‘La Madrugá’, la marcha que compusiera Abel Moreno inspirándose en la noche de contrastes que se produce en Sevilla, y que en Cádiz sonó alrededor de las cinco y diez de la mañana en la vuelta entre Compañía y Santiago pa

Comentar

0 Comentarios

    Más comentarios