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Semana Santa

La libreta de marchas de 1931

  • El Comité de Iniciativa y Propaganda proponía las cofradías a las que debía acompañar la banda municipal

 LA Comisión Permanente del Ayuntamiento de Cádiz aprobaba días antes y como era costumbre la propuesta del ‘Comité de Iniciativa y Propaganda’ sobre el programa de procesiones que debía acompañar en ese año la muy querida por todos Banda Municipal de la ciudad. Dicho fin colaboraba como así venía recogido “a la mayor solemnidad y esplendor de esta festividad religiosa” . No era para menos, ya que la misma se había ganado gran fama en muy poco tiempo por sus satisfactorias actuaciones. Las citas eran las siguientes: Domingo de Ramos tras el paso de Ntro. Padre Jesús de los Afligidos, Lunes Santo tras el de Ntro. Padre Jesús Atado a la Columna, Martes Santo tras el crucificado de la Cofradía de Piedad, Miércoles Santo en la procesión de la Veracruz, Jueves Santo tras Ntro. Padre Jesús Nazareno y por último el Viernes Santo, acompañando a la corporación municipal en la Cofradía del Santo Entierro. 

Ajeno a los desgraciados sucesos que acontecerían en la ciudad pocas fechas después, el director de la extinta Banda Municipal, Eduardo Escobar de Rivas, empezaba a elaborar el repertorio que interpretaría en nuestra Semana Mayor de aquel año de 1931. 

“Cubierta Libreta de Marchas de Procesión, 21/3/931”. Así reza titulado este programa, entre la documentación que encontré de dicha formación musical y manuscrito de su puño y letra. Creo que es de valiosa aportación histórica dejar constancia de este expediente como muestra del excelente programa que hizo sonar esta añorada música gaditana en dichos cortejos procesionales. 

La relación que existía entre Mariano San Miguel Urcelay y nuestro director era más que notable y de ello existen claras pruebas. En su etapa en la capital, Escobar llega a ser un acreditadísimo músico, primer viola de la Capilla Real y de la Sociedad de Conciertos. Es en este segundo conjunto donde coincidiría con San Miguel, que ejercía como primer clarinete del mismo. Además de este apunte, reseñar dos datos más de enorme importancia en mi exposición. Por un lado, el Ayuntamiento gaditano se había suscrito por petición expresa de nuestro director a la revista musical creada por San Miguel y referente editora de muchas de las composiciones religiosas para banda ‘Harmonía’. En segundo lugar, tenemos la publicación de algunas de las bellas composiciones de Escobar en dicha revista. Ambos hechos venían acompañados de cordial correspondencia entre ambos autores. Esto que expongo es una clara referencia del grado de estima de nuestro director hacia él, quedando esto reflejado como veremos a la hora de la elaboración de dicho ramillete de marchas. 

En la carpeta encontré marchas insólitas en los repertorios de hoy día y de muy poca consideración y divulgación por parte de las bandas. Del referido Mariano San Miguel nos encontramos la mayoría de ellas; eran cuatro de sus más emotivas composiciones: ‘¡Mektub, estaba escrito!’, ‘A la memoria del Maestro Bretón’, ‘Gloria in Excelsis’ y ‘Bendita Tú Eres’… no encontraría palabras para definir tanta belleza…. Otra de su cosecha y que completaba su aportación era la triunfal y solemne ‘Rey de Reyes’, aunque firmada bajo el pseudónimo de ‘M. Güelsiman’, utilizando este autor un simple baile de letras y sin conocerse hoy aún dicho motivo.

 Conforme me iba adentrando por sus pautadas páginas, la intriga se iba haciendo aún mayor, casi incontrolable… ‘Marcha Fúnebre Sulla Morte d´un Éroe’ de Beethoven, extraordinaria adaptación del tercer movimiento de la Sonata Nº 2 para piano del célebre autor. Se vislumbraba ante nuestros inéditos ojos la enigmática Juana de Arco, del francés Charles Gounod e instrumentación del músico militar Tomás Romo. Como no podía ser de otro modo, la celebérrima y siempre conmovedora Marcha Fúnebre opus 35 de Frederick Chopin, se sumaba también a este drama escénico…  ‘¡Piedad!’, la marcha póstuma de nuestro querido y reputado maestro Juarranz que tanto hizo con su música por Cádiz, nos recordaba que aún por esta época se interpretaba en nuestros cortejos la marcha del Cristo de Santiago.

Dos marchas ponían fin a esta serie de selectas y pulidas partituras. La primera de ellas, como no podía ser de otra forma, ¡Ecce-Homo!, marcha que he catalogado en varias ocasiones como verdadero himno de la Semana Santa gaditana y obra perfecta de Eduardo Escobar de Rivas. La última, una desconocida ‘Cortejo Fúnebre’ de un hasta hoy también anónimo Mónico García de la Parra, que sin duda se ve beneficiado al encontrarse ésta impresa al reverso de la composición de Escobar.

En el final de este artículo, les propongo participen de mi sueño y fantasía. Con todas estas marchas lentas que llegan a abarcan todos los tipos –fúnebres, religiosas, de cofradía o de gloria– intenten vislumbrar algunos de estos bellos momentos que se pudieron vivir por nuestras calles con estas joyas musicales sonando en el tránsito de nuestros cortejos pasionistas… Cierren los ojos e imaginen, merecerá seguro la pena.

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