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San Fernando

El espejismo de la tarde

  • El sol que a primeras horas de la jornada permitió una brillante salida a la hermandad del Perdón apenas duró un par de horas. La anunciada lluvia no tardó en hacer acto de presencia para frustar la tarde

L Jueves Santo debería haber sido un día para vengarse del mal tiempo, para resarcirse de los malos momentos que la lluvia hizo pasar a esta jornada el año pasado. Debería haber llegado con un sol inequívoco y con un cielo azul radiante y despejado que tranquilizara a todos, que no dejara lugar a las dudas, que prolongara la tregua de la tarde del Miércoles Santo y que devolviera la normalidad a una Semana Santa que se echa a temblar cuando ve los pronósticos del tiempo para los días que quedan.

Pero, a pesar del sol que alumbró las primeras de las horas de la mañana y de la tarde, los partes meteorológicos advertían ya desde temprano de que la jornada no iba ser nada fácil. Del 0% de la tarde anterior, las posibilidades de precipitaciones se plantaron entre un 50 y un 45%. Y apuntaban lo peor para la franja horaria que va desde las ocho de la tarde a la medianoche y las primeras horas de la madrugada. Un momento clave que podría dar al traste con una tarde del Jueves Santo y con una madrugá que ya estaba bastante tocada desde el año anterior. Fue irremediable. La incertidumbre se apoderó otra vez de una jornada aparentemente apacible a primeras horas de la tarde. Aunque el anhelo por echarse a la calle, por reconquistar la gloria cofrade de un Jueves Santo era muy fuerte. Pero todo fue en vano. Fue un espejismo. Las cofradías perdieron el pulso. Y la lluvia volvió a hacer acto de presencia para truncar la jornada del Jueves Santo por segundo año consecutivo. Igual que en la Semana Santa de 2011. Igual que en 2007.

tentativa frustrada

La puerta lateral de la parroquia de la Inmaculada no se abría desde el Sábado Santo de 2010. Ayer  volvió a hacerlo para que los hermanos del Perdón exhibieran con orgullo sus capas blancas nazarenas mientras avanzaban por la calle Magallanes en las pocas horas de tranquilidad cofrade que deparó la jornada. Primero, su diputado de cruz. Y luego, la cruz de guía plateada de la primera hermandad de la tarde, que había iniciado la jornada con un ‘sí, salimos’ rotundo y confiado.

Los hermanos del Perdón intentaron sin resultado ser la puerta de un Jueves Santo que en menos de un par de horas se vio frustrado, aunque –eso sí– protagonizaron los escasos momentos cofrades que deparó la tarde. La hermandad aprovechó bien el reducido paréntesis de sol. Disfrutó e hizo disfrutar a todos los que quisieron dar la bienvenida al Jueves Santo desde el popular barrio de La Casería.

 Fue apenas una hora y media en la que el canasto barroco dorado plagado de angelitos brilló espectacularmente a los sones de las primeras marchas de cornetas y tambores que se escucharon en la Semana Santa isleña. Y eso que ya era Jueves Santo. ¡Cómo ha cambiado la salida de la hermandad con la nueva puerta! ¡Y cómo ha cambiado esta cofradía con sus capas blancas! Para mejor, claro.

Y el cielo, aunque con algunas nubes, no aparentaba amenaza alguna en esos momentos. Más bien al contrario. Hacía presagiar una tarde realmente estupenda. Aunque el peligro –según los partes del tiempo– llegaría más tarde. Como así fue. Así se las gasta la primavera.

Sobre las cinco y media, las nubes se fueron adueñando del cielo. Y en apenas unos minutos, todo cambió. La lluvia, que comenzó con apenas unas gotas, empezó a arreciar cada vez con más fuerza. Del sol que hasta hacía unos momentos brillaba en el cielo no había rastro. Todo había sido un espejismo.

Al cortejo del Perdón le sorprendió la lluvia cuando los hermanos se encontraban por la calle San Ignacio, cerca de la parroquia del Santo Cristo. Así que optó por refugiarse sin demora en este templo, como hizo ya en 2007.

Entró a las seis y diez de la tarde. Y allí se quedó –ofreciendo una insólita imagen junto al misterio de la Vera Cruz– mientras la hermandad tomaba una decisión. La intención de la junta de gobierno, en un primer momento, era aprovechar la tregua que se esperaba para primeras horas de la noche y así regresar rápidamente a la parroquia de la Inmaculada. Luego, no obstante, en vista de que la jornada no mejoraba optó por aplazar el regreso a la parroquia de la Inmaculada para la tarde del Domingo de Resurrección, a las cinco. Como en 2007.

otra vez sin salir

Pero la tarde del Jueves Santo es larga. Y todavía quedaba mucho por decidir. En la Pastora, la persistente lluvia sorprendió a los hermanos de la Misericordia en el patio de la iglesia mientras formaban el cortejo para afrontar la salida procesional que, inicialmente, estaba prevista a las seis y cuarto de la tarde.

La jornada iba a a peor por momentos y la posibilidad de echarse a la calle se alejaba cada vez más a medida que arreciaba la lluvia.Tanto que los hermanos tuvieron que refugiarse en los salones parroquiales mientras que la junta de gobierno tomaba una decisión. Se dio un margen de media hora para ver si la tarde se enmendaba. No fue así. La jornada no daba tregua y, en realidad, en esos momentos, no cabía otra alternativa salvo la de suspender la salida procesional.

En el ánimo de los hermanos de la Misericordia pesaba –y bastante todavía– lo ocurrido en el último Jueves Santo, en el que la cofradía desafió los partes del tiempo y se echó a la calle para apenas recorrer unos metros y verse obligada a regresar por Capitanía ante el empeoramiento de la tarde.

Ayer no hubo opción siquiera de salir a la calle. Porque en todo este tiempo la lluvia no cesó. Así que, poco antes de las siete, el hermano mayor congregó a los hermanos en la iglesia, junto a los pasos de los titulares, para comunicarles que debido a las inclemencias meteorológicas, la junta de gobierno había decidido suspender la salida procesional. Otra vez. Como en 2007 y en 2011. El Jueves ha sido también una de las jornadas que se ha visto más afectadas por la década ominosa de lluvia que arrastra la Semana Santa y que no para de cobrarse víctimas cofradieras.

llega la noche

La lluvia consiguió truncar la primera mitad de la tarde. Quedaba la segunda, la de las hermandades que tenían prevista su salida para última hora: Tres Caídas y Expiración. Ambas, también, se habían visto obligadas a suspender sus salidas procesionales en la Semana Santa del año pasado. Así que, en esta ocasión, los partes meteorólogicos de la tarde pesaban como una losa de sepulcro sobre el ánimo de sus cofrades.

Para Tres Caídas –que solo había conseguido realizar su primera estación de penitencia en su corta historia– quedarse en el templo otra vez, por segundo año consecutivo, era toda una tragedia. Por eso se lo pensaron bien. Al conocer la decisión de Misericordia y lo que había pasado con el Perdón, la junta de gobierno optó inicialmente por demorar la salida –prevista a las ocho y media de la tarde– durante una hora más, hasta las nueve y media de la noche.

Por su parte, la junta de gobierno de la hermandad de la Expiración, reunida a las ocho y media, optó directamente y sin dudarlo por suspender su salida procesional. A esas horas, cuando los hermanos de negro se dirigían a la parroquia castrense por la calle Real, el cielo seguía cerrado y los paraguas se mantenían abiertos para refugiarse de una lluvia débil en esos momentos pero incesante.

A las nueve de la noche, la cofradía rezó el rosario ante los titulares, el Santísimo Cristo de la Expiración y María Santísima de la Esperanza. Luego se abrieron las puertas de la parroquia de San Francisco se abrieron de par en par.

La jornada quedó entonces pendiente de la decisión de la hermandad de las Tres Caídas y a la espera de la mejoría que se preveía para la madrugá del Nazareno.

En la parroquia de la Sagrada Familia, la espera fue tensa. Y se demoró más de lo previsto. A las nueve y media de la noche, la hermandad se dio media hora más de margen para decidir. Y poco antes de las diez, la junta decidió echarse a la calle, noticia que fue recibida por los hermanos con un entusiasta y cálido aplauso. La hermandad más joven de la Semana Santa se puso en marcha dos hora smás tarde de lo previsto inicialmente. Tenía previsto hacer su entrada en Carrera a las doce y media.  Y regresar recortando camino a su regreso.

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