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La incidencia de la lluvia en la semana mayor

El día maldito

  • El Viernes Santo es la jornada más castigada de la Semana Santa en los últimos tres años l Los pronósticos del tiempo para hoy llevan la ilusión a las cuatro cofradías

YA es mala suerte, doble, ser un día ‘maldito’ entre las últimas semanas santas, a las que se les puede aplicar el mismo adjetivo. Redundante adversidad la de este Viernes Santo que carga con la cruz de ser la única jornada estropeada por la lluvia en los tres últimos años. Vaya trienio para este día. Hoy, y a tenor de los partes meteorológicos, parece que la brisa de primavera se llevará la maldición a un rincón de la memoria. 

El calvario comenzó en 2011. El Viernes Santo de ese año no procesionaron, ante la amenaza de chubascos, Buena Muerte, Servitas y Expiración. Sólo Siete Palabras se atrevió a hacerlo y logró completar el recorrido. Un año después, esta jornada se chafó al completo. Ninguna de las cuatro puso la cruz de guía en la calle. El año pasado, la única que se aventuró a procesionar fue Expiración a pesar de los partes meteorológicos desfavorables. La decisión le costó un buen disgusto. Al cortejo y, lo que es peor, a los pasos, le cayó bastante agua prácticamente desde la plaza de Candelaria hasta la recogida en la iglesia castrense. 

Antes de este trienio aciago hay que remontarse a 2006 para encontrar problemas derivados del tiempo. Aquel año, la única hermandad que salió fue Servitas, aunque tuvo que regresar a la carrera a su templo desde la Catedral con el paso cubierto por plásticos. El año anterior también se produjeron incidencias, quedándose en su templo Servitas y llegando Santo Entierro (todavía salía el Viernes Santo) a la Catedral para volverse desde allí a Santa Cruz. El resto decidió no procesionar a tenor de los pronósticos. Y el Viernes Santo de 2003 salieron todas, pero regresaron a la carrera a sus templos sorprendidas por la lluvia. En definitiva, seis Viernes Santos estropeados desde 2003, cuando entre 1984 y 2002 esta jornada no había subido contratiempo alguno. 

De las cuatro hermandades de este día, dos ni siquiera han pisado la calle en los últimos tres años. Servitas y Buena Muerte no procesionan desde 2010. En cuanto a la hermandad de San Lorenzo, su priora, Encarnación Orellana, reconoce que este año, en las vísperas de la salida procesional, los cofrades trabajan “con más ilusión, porque no es lo mismo que manejar partes desfavorables, que es cuando uno prepara la procesión sabiendo que puede ser un trabajo en vano”. Dice que sólo consulta el tiempo el mismo día de la salida, pero no puede evitar que sus compañeros de hermandad le pongan al día sobre los pronósticos, en este caso positivos. Y no salir en tres años ha propiciado curiosas situaciones. “Hemos tenido que cambiar las túnicas de un buen número de chiquillos que han crecido desde 2011”, comenta Encarnación. 

Daniel Robledo no ha podido estrenarse como capataz del palio de María Santísima del del Mayor Dolor, de la cofradía de Buena Muerte. Lleva esperando el debut desde que en 2010 fuera nombrado para el cargo por la junta de gobierno. Resignado, asegura que “lo importante” es mantener a la cuadrilla de cargadores y volver a motivarla un año tras otro. “Mantengo la base de los cargadores que elegí para 2011 y es difícil estimularlos, pero siguen trabajando con las mismas ganas que el primer día de ensayo en 2010”, asegura el capataz. Robledo tiene más ganas que nunca de Viernes Santo, sabiendo que para hoy no dan lluvia. “Sobre todo por este grupo tan fiel y tan trabajador”, dice. Y por él mismo, aunque no lo quiera reconocer, pues su última participación en la Semana Santa de Cádiz se produjo en 1999 con el paso de misterio de Ecce-Homo. Han sido muchos ensayos en la Zona Franca para llegar hasta el día de hoy. Al menos, la cuadrilla y Robledo se quitaron el gusanillo portando al Prendimiento de las Descalzas en el Vía Crucis diocesano de 2013, lo que el capataz considera “todo un honor” por el momento histórico vivido.

“¿Quitarme la espinita? No me gusta esta expresión. Es un año nuevo, un Viernes Santo que como todos será diferente y que afrontamos con mucha ilusión, gracias también a los pronósticos que dan buen tiempo”. El hermano mayor de la cofradía de la Expiración, Vicente Rodríguez, vivió una dura experiencia en 2013 con su hermandad en la calle. Fue la única del Viernes Santo que decidió procesionar y sufrió la lluvia desde Candelaria hasta la recogida. “Nos equivocamos y así lo reconocimos. Los errores y los aciertos han hecho crecer a esta cofradía. De todo se aprende”, apunta Rodríguez. Será una jornada especial por partida doble, debido también a la complicada situación vivida en la cuaresma con los problemas estructurales que obligarán al cierre de la sede canónica, la iglesia castrense. La hermandad llegó a pedir permiso a la Universidad para usar el patio anexo y allí formar el cortejo. No hará falta porque el ministerio de Defensa ha prorrogado hasta la semana que viene el cierre del templo. 

“Cuesta trabajo encontrar hermanos que procesionen después de tantos palos, pero hemos logrado mantener el número”, dice el hermano mayor de Siete Palabras, Manuel García. El capataz, Francisco Molina, fue nombrado para 2012 y no ha podido estrenarse con su cuadrilla el Viernes Santo. La hermandad saldrá a la calle hoy “con alegría, a disfrutar”. 

Las cuatro hermandades no han sufrido un descenso del número de penitentes a pesar de tantas decepciones. Los hermanos son fieles, nunca mejor dicho, y entienden que la lluvia es un elemento ingobernable desde una junta de gobierno. Y para mayor realce de los cortejos los estrenos se han acumulado para ser disfrutados hoy en la calle. No ha cundido el desánimo y el sol brillará más que nunca este Viernes Santo para las cuatro cofradías. 

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