Cofadres con historia

El Santo Oficio Talibán: Vigilantes de la tradición

  • Benito Jodar y Domingo Correa. Es una de las parejas más ‘mediáticas’ de la Semana Santa de Cádiz. Lideran a los ‘talibanes’, así llamados por su defensa a ultranza del estilo gaditano en la carga

“Nos conocimos en 1976”. Les unió el amor... por la Semana  Santa. Desde entonces son pareja de hecho cofrade. De las más mediáticas en Cádiz. Les llaman los ‘talibanes’ por realizar una defensa acérrima de la tradición en la carga. Gabriel, el del restaurante Los Tarantos, les puso el mote. Regentan en la calle San Pedro la Asociación de Cargadores Santísimo Cristo de la Vera-Cruz, la peña ‘Los talibanes’ para los amigos. Coincidieron a mediados de los 70 en la Vera-Cruz y desde entonces no han dejado de trabajar por la hermandad. Benito Jodar y Domingo Correa. Sin que el orden altere el producto.

Pueden sentirse orgullosos de haber contribuido, y de qué manera, a la revitalización de una cofradía que es hoy un referente claro en Cádiz. Ambos fueron a mediados de los 70 fundadores de la cuadrilla del Cristo, la segunda formada por hermanos tras la del Caído. “Fue nuestra primera experiencia cofrade seria”, comenta Benito. “Yo estaba en el centro juvenil de la parroquia de San Agustín y había otro en la del Rosario. De ahí salimos muchos jóvenes que entramos en la cofradía”, recuerda Domingo.

Su implicación era tal que cargaban otros pasos para sacar dinero con el que ayudar a Vera-Cruz, que entonces pedía prestadas las flores a la cofradía de Las Penas. “Nos pagaban entre 1.000 y 1.500 pesetas. Cargábamos buena parte de la cuadrilla en otras hermandades. Sacamos Humildad un Jueves Santo porque el Domingo de Ramos había llovido. Y la Borriquita de Puerto Real. Aquello fue un desastre. ¡Qué recorrido más largo! Puerto Real parecía Manhattan. Dimos muchas vueltas al mismo sitio. Lo que es la vida, allí se quejaban de que vinieran cargadores con estilo de Cádiz. Y al día siguiente hizo mucha calor y teníamos que sacar Vera-Cruz. Y lo notamos. Pagamos muchas novatadas, pero éramos una fuente de ingresos para la cofradía”, evoca Domingo Correa.

Benito cargaba con los ‘profesionales’, los que cobraban. En alguna ocasión ambos sacaron el Descendimiento. “De maniguetas, vestidos de cardenal, con fajín. Cuando no había horarios, con Felipe Campuzano tocándole al paso en El Tío de la Tiza”, comenta Benito.  De aquellos tiempos se quedan con  Manolo Pájaro, el emblemático capataz, como espejo en el que mirarse. “Confió en nosotros cuando empezamos. Nos dio muchos consejos en esa época en la que los entendidos de la carga, acostumbrados a las cuadrillas profesionales, hacían apuestas de hasta dónde llegaríamos con el paso. Éramos jóvenes, valientes, y llegábamos a un mundo copado por los profesionales”, relata Benito. “Ellos llevaban un buen jornal a casa en Semana Santa y estas cuadrillas de hermanos hacían peligrar esas ganancias. Éramos unos intrusos”, apostilla Domingo.

La Asociación de Cargadores se convirtió con el paso de los años en “un brazo de la hermandad”. Domingo bromea con cariño: “Llevamos 25 años pagando 1.500 pesetas (ahora 9 euros) al mes para las restauraciones. Una hipoteca, vamos”. Más de 30 años después, Domingo, tras años de maniguetero sale ahora con el hábito de penitente. Un infarto que sufrió le retiró de la carga. Benito cogió el martillo del paso de Cristo en el año 2000. La pareja salió a la palestra cuando la polémica por la carga, con el enfrentamiento entre los que querían preservar la tradición y los innovadores. Sus historias cofrades tienen, desde entonces, mucho que ver con aquellos años.

“En la polémica de la carga nos posicionamos los primeros. Fuimos radicales y seguimos siéndolo”, admite rotundo Benito Jodar. Domingo le secunda: “Estamos en la misma línea. Respetamos el costal, pero de Puertas de Tierra para allá. Aquí, la forma de andar es al hombro y con horquillas”.

La defensa de lo gaditano se refleja en un cuadro que el visitante se encuentra al entrar en la sede de la Asociación. Mandamientos gaditas de la carga. Santo Oficio Talibán. “Si te gusta el llamador, tócalo en El Salvador”. “Pagamos viajes a Sevilla desde el Miércoles de Ceniza”. Con ángel, ciertamente. A esta ‘peña’ acuden los defensores del estilo sevillano, según cuentan Domingo y Benito. “Ahora mismo el pique es sano y no debe pasar de ahí. El día que pase de pique a violencia, seremos los primeros en ponernos el costal”, asegura Domingo.

Lo tienen claro. “Ese intento sevillanista ha venido a menos, ha caído por su propio peso.  Porque lo que se hicieron aquí fueron malas copias. En Sevilla lo hacen bien porque es su estilo. El nuestro es otro”, dicen. Y sacan a colación una frase de Joaquín Gómez, diputado mayor de gobierno de la cofradía hispalense de Santa Marta, en la que vino a decir, en tertulia cofrade en Cádiz, que cada lugar debe respetar su estilo.

Afirman que la reacción del público en El Palillero en 1999 cuando pasó el Ecce Homo “fue un buen termómetro y los sevillanitas se vinieron abajo. Por mucho que digan que los abucheos –que no se realizaron a las imágenes– fueron orquestados por gente de la carga como nosotros, en El Palillero mostraron su rechazo un montón de personas mayores. No eran más que gaditanos defendiendo la tradición”.

Benito dice que no ha estado nunca en Sevilla por Semana Santa. “Ni interés que tenemos”, apunta Domingo. “Hay gente que se va a Sevilla toda la semana y llega aquí criticando lo de Cádiz, cuando en realidad no han visto aquí ni una procesión. Allí no todo es el paraíso, como quieren hacernos ver algunos sevillánicos. En Sevilla también se ven sillas de playa. Y no se venden pirulines, pero sí globos con el escudo del Betis”, indica Benito.

Aunque la polémica se disipó en los últimos tiempos, los ‘talibanes’ advierten: “No bajamos la guardia porque el intento de imponer el costal puede renacer”.

En cuanto a la situación actual de la carga, Benito y Domingo dicen que “ha mejorado. Ya no hay balconazos. Pero ojo, antiguamente eran muchas las juntas de gobierno las que nos pedían levantadas a pulso y otras maniobras. Se le ha echado mucha culpa al mundo de la carga”. Domingo profundiza: “No todo el mundo sirve para meterse debajo de un paso. Si no eres creyente y cargas, estás haciendo el tonto. Sin el coco bien amueblado lo pasas mal debajo de un paso. Gente de gimnasio ha venido y se ha ido por patas”.

Nunca han llevado relevos en sus cuadrillas. “ Pero si alguna vez los necesitáramos, los llevaremos. Pero con compostura, ¿eh? El relevo no garantiza que el paso llegue bien al templo”, concluye Benito.

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