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Semana Santa

Respeto y fe ante el Cristo de la Piedra

  • Cientos de personas salen a la calle para rendir devoción a los titulares de Humildad y Paciencia

  • El viento de levante concede una tregua a un desfile procesional que brilló con solemnidad por el centro

Majestuosa puesta en escena de la Hermandad de Nuestro Padre Jesús de la Humildad y Paciencia y María Santísima de las Lágrimas y Esperanza. Tras un año de espera, la cofradía volvió a lucir en la calle su desfile procesional con sus dos titulares como referente de fe y devoción para cientos de personas.

Al igual que el fin de semana, el levante hizo acto de presencia pero ello no impidió que la comitiva pudiera resplandecer en las calles del centro, ya que el viento no llegó a ser tan fuerte y molesto como en la jornada del Domingo de Ramos. Así, poco antes de las seis de la tarde ya flotaba en el aire la inminente salida procesional de la Hermandad de Humildad y Paciencia por la puerta lateral de la iglesia.

La salida desde San Telmo supuso uno de los momentos más emotivos del cortejoLas claves del día1. A las seis en puntoLa cofradía cumplió con escrupulosa puntualidad el horario de salida de sus titulares2. OrganizacionLa comitiva desfiló en todo momento con un riguroso orden sin incedencias relevantes 3. El TiempoLa intensidas del viento fue bastante menor en comparación con el Domingo de Ramos

La cruz de guía, seguida de penitentes con túnicas blancas y capirotes y escapularios rojos, abría el camino a la procesión, mientras que en la calle aguardaba numeroso público, así como la Banda de Cornetas y Tambores Nuestra Señora de Gracia de Carmona que este año acompañaba por vez primera al paso de misterio, exornado con claveles rojos en un paso que representa a Jesús momentos antes de ser crucificado, sentado encima de una piedra.

La aparición de la Virgen de las Lágrimas y Esperanza, con sus hermanos penitentes con túnica blancas y capirote verde, tampoco se hizo esperar en un paso sobrio y elegante regado de rosas, orquídeas y astromedias blancas y con el acompañamiento musical de la Banda de Música Cristo del Perdón de San José de la Rinconada (Sevilla). Este era el comienzo de un cortejo procesional en el que no faltó una calurosa y acogedora bienvenida por parte de muchas personas que se iban apostando en distintos lugares del itinerario conforme avanzaba el desfile por las calles del centro de la localidad.

Tras cruzar la calle Frailes y Alameda del Río, el paso de misterio y de palio alcanzaron la calle La Plaza para discurrir por la carrera oficial ante los palcos repletos de gente y una multitud que buscaba sitio en los estrechos huecos y en las calle laterales. Humildad y Paciencia proseguía con pausado orden en busca de la calle Constitución, la Plaza Jesús Nazareno y la cuesta Hormaza para luego girar por Ramón y Cajal con la vista puesta en la Estación de Penitencia en la Iglesia Mayor.

Con sus cerca de 200 penitentes y sus dos pasos, Humildad y Paciencia levantó un año más la pasión y la fe de un elevado número de devotos en un Lunes Santo que llenó las calles del centro de la localidad. Además, en esta ocasión también resaltó la parte del nuevo itinerario de la cofradía en su recogida por las calles Arroyuelo, Concepción, y Nuestra Señora de los Remedios en sentido hacia la calle La Plaza.

Cabe reseñar que el paso del Cristo de la Piedra estrenaba este año el policromado de dos arcángeles y banderín mediatrix que ya expuso la hermandad durante su participación el pasado mes de agosto en la procesión de la Magna Mariana.

Por otro lado, también merece mención aparte el esforzado y la meritoria función de los costaleros de la propia cofradía de Humildad y Paciencia, dirigidos por Manuel Salado, que portaban tanto el paso del Cristo como de la Virgen, ya que en muchos momentos de su recorrido por los distintos enclaves de la ciudad arrancó los aplausos del público por su inigualable estilo de carga, que hizo brillar la procesión como ya viene acostumbrando esta hermandad que puede presumir de ser de las más antiguas de Chiclana, ya que su fundación se remonta nada más y nada menos que al siglo XVII.

Asimismo, el cortejo procesional por las calles del casco urbano fue un excelente motivo para que un elevado numero de personas, sobre todo familias con sus pequeños, salieran a la calle para disfrutar de un ambiente cofrade, pese a un ventoso Lunes Santo.

No obstante, el Señor de la Piedra se erigió como el protagonista de la jornada desde que asomó por las puertas de San Telmo y hasta que se recogió en su templo al filo de la madrugada. Aunque el viento ya era esperado antes de que se produjera la salida procesional, este año pudo desfilar el Cristo de la Piedra y la Virgen de las Lágrimas y Esperanza, puesto que en otros años la lluvia frustró que esta cofradía pudiera mostrarse ante sus fieles. Afortunadamente, en esta ocasión el Lunes Santo se vivió con intensidad en las calles de la ciudad y ya sólo queda esperar un nuevo reencuentro para el año que viene.

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