La Semana Santa de Arcos traspasó ayer su ecuador con la salida procesional de El Perdón, un paso de misterio que escribió otra página importante de la historia cofrade de este municipio.

Sobre las ocho y cuarto de la tarde, las puertas de la basílica menor de Santa María se abrieron para recibir a la Hermandad de Nazarenos del Santísimo Cristo del Perdón, María Santísima de la Piedad y San Juan Evangelista, que cumplió con su acto religioso arropado por vecinos y visitantes.

Los primeros pasos de los costaleros fueron emocionantes para poder salvar las empinadas gradas de Santa María, que es uno de los espacios de mayor dificultad para las hermandades pero que todas lo resuelven con maestría.

El misterio con el Cristo del Perdón, y a los lados María Santísima de la Piedad y San Juan Evangelista, lució con recogimiento y brillantez, acompañado de motivos florales de claveles rojos, que presagiaban la Pasión.

A los sones de la banda de tambores y cornetas de las Tres Caídas, el paso de misterio se adentró en el primer tramo, que fue muy sentido ya que las saetas que se escucharon fue el mejor regalo.

La Semana Santa de Arcos está declarada de Interés Turístico Nacional. Y en honor a la verdad, estos días en las calles del pueblo se puede comprobar la presencia de forasteros y turistas.

El cortejo cofrade llegó a la calle Deán Espinosa sobre las nueve menos cuarto de la noche para bajar, poco a poco, hacia la Cuesta de Belén y la Corredera, donde el olor a azahar se diluía con el olor del incienso.

La Hermandad de Nazarenos del Santísimo Cristo del Perdón, María Santísima de la Piedad y San Juan Evangelista fue fundada en el siglo XVI. Como pasó con otras cofradías, esta agrupación también fue refundada. Lo hizo en 1929. Esta hermandad tenía previsto permanecer hasta la una y media de la madrugada.