Semana Santa

Miércoles Santo de contrastes

  • Barrio y luto se darán la mano en una tarde que comenzará con fuerza en la Bazán

QUE La Isla ahora se pare, suenan las primeras campanas de duelo; un Miércoles Santo de contraste en el que barrio y luto se adueñan de las calles de la ciudad. Las primeras horas de la tarde se trasladan a la Bazán; una multitud de penitentes morados y blancos aguardan con recelo los instantes previos a la salida procesional de sus titulares para dar su testimonio de fe en la que será la penitencia más larga en cuanto recorrido se refiere. Y es que el Nazareno de la Bazán no está solo, le acompaña el Amor de su madre, el de su barrio y un sinfín de plegarias que lleva cargadas en su cruz, una cruz que llevan entre todos para aliviar tanto peso.

Hay que destacar que la hermandad está de enhorabuena gracias al esfuerzo de muchos a lo largo de estos años, Jesús del Gran Poder contará con el gran estreno en esta jornada: la finalización del dorado del paso de misterio por don Manuel Verdugo. Tampoco podemos pasar de largo la incansable labor de su grupo joven ya que cada año no dejan de sorprender con sus proyectos a todos los cofrades de la ciudad. Para este Miércoles Santo han donado a la hermandad un juego de cinco pértigas, un incensario, una naveta y conjuntamente con el grupo de devotos la realización de la tercera fase del bordado de la túnica de Jesús del Gran Poder.

Será su propia cuadrilla de hermanos cargadores los que nuevamente tendrán el privilegio de portar a los Sagrados Titulares bajo los sones de la Agrupación Musical de Nuestro Padre Jesús Nazareno La Algaba en el Cristo y la Banda de música de Nuestro Padre Jesús Nazareno (San Fernando) tras María Santísima del Amor, que harán deleite a tantos cofrades que disfrutan del recorrido de esta Hermandad por la plazoleta de las vacas y el puente del Gran Poder.

La alegría y fulgor de un barrio hecho hermandad se convierte en luto y solemnidad, la Vera-Cruz desde el Cristo avanza con pasos firmes, suena el crujir de la madera en una tarde en la que la música se transforma en oraciones de silencio de sus penitentes durante todo el recorrido; ni San Juan ni María Magdalena tienen consuelo para María Santísima del Mayor Dolor. Ante sus ojos, su hijo clavado en la cruz, la verdadera cruz, el color negro y los fajines de esparto se adueñan del centro de San Fernando. Todo va llegando a su fin.

Y desde la Iglesia Mayor suenan campanas de duelo, la orden servita se prepara; en manos de penitentes infantes aparecen la corona y los tres clavos de Jesús, Buena Muerte es cargado por las manos y hombros de su pueblo dejando una estampa insólita en la Semana Santa isleña. Por el dintel, María Santísima de los Dolores camina tras los pasos de su hijo en su templete tan único y tradicional de nuestra ciudad, sus manos entrelazadas se aferran al escapulario y aunque el callejón de las ánimas le espera, su mirada perdida lo dice todo, no hay dolor más grande que el de una madre cuando pierde a su hijo.

Miércoles Santo de contrastes, Miércoles Santo en San Fernando.

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