Semana Santa

Grandioso viernes

  • Vera Cruz y La Soledad comparten una jornada que quedará en el recuerdo de miles de fieles.

Adisfrutar de lo que queda, que esto ya se nos va" gritaba uno de los capataces del paso de la Hermandad de la Vera Cruz a sus costaleros mientras atravesaba el paso por una Plaza Mayor abarrotada de personas. Y lo cierto es que esta Semana Santa se acaba ya una vez que las últimas procesiones desfilaron por las calles de Chiclana el pasado Viernes Santo.

Las hermandades de la Vera Cruz y La Soledad tuvieron un año más la oportunidad de cerrar esta Semana de Pasión de manera grandiosa. Acompañó la climatología en una tarde y noche en la que ambas cofradías compartieron el Viernes Santo y que quedará grabado en la memoria de miles de devotos.

Por un lado, Vera Cruz inició su itinerario desde la capilla de Santo Cristo donde en la calle ya se habían congregado cientos de personas para ver el comienzo del cortejo de la hermandad por las calles y plazas chiclaneras. De esta manera, la salida estuvo arropada por una ingente cantidad de fieles que arroparon al paso con las imágenes del Santísimo Cristo de la Vera Cruz, María Santísima del Mayor Dolor, San Juan Bautista y María Magdalena, bajo la música de la Banda de Cornetas y Tambores de la Vera Cruz de Los Palacios. Tras la salida, el desfile, con 170 penitentes y mujeres con mantillas, se encaminó hacia las calles Bailén y Gravina, buscando la Carrera Oficial en la calle La Plaza y por fin recalar en la Plaza Mayor para la Estación de Penitencia para más tarde dirigirse hacia su barrio y su templo.

Del mismo modo, la Hermandad de la Nuestra Señora de la Soledad y Santo Entierro de Cristo protagonizó un Viernes Santo inolvidable desde que la Cruz de Guía asomó a la calle para que los pasos y el cortejo lucieran ante sus incondicionales devotos.

Con mesusa y serenidad, el desfile procesional de la Soledad enfiló hacia la calle La Vid, Glorieta Adolfo Suárez y Doctor Pedro Vélez, donde ya aguardaban cientos de personas que se concentraban en las aceras para ver de cerca el cortejo que contaba con más de un centenar de hermanos penitentes y una comitiva de mujeres con mantillas.

La seriedad y la formalidad resaltaban mientras la imagen del Cristo Yacente en su sepulcro, portado este año por la Peña de Costaleros La Ilusión, realizaba su recorrido en completo silencio. Por su lado, la figura de Nuestra Señora de la Soledad expresaba su dolor por la muerte de su hijo ante la mirada de numerosas personas.

Una vez que atravesó la Carrera Oficial, la procesión marchó hacia su próximo objetivo en la Plaza Mayor para la Estación de Penitencia, uno de los momentos cumbre de esta hermandad, que tras salir de la Iglesia Mayor avanzó hacia su templo para culminar un extraordinario Viernes Santo.

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