Como si de un aula más se tratara, la iglesia del Pilar del colegio de San Felipe Neri se ha convertido estos días en una sala de exposiciones para mostrar buena parte del patrimonio procesional de las cofradías de Cádiz y su provincia, a la vez que se emprende -y para ello, qué mejor que un colegio- una actividad didáctica para acercar más a la sociedad el mundo de las hermandades, o una parte de él.

La cofradía de Las Aguas es la organizadora de esta exposición que se inauguró ayer tarde y que permanecerá abierta hasta el viernes (en horario de mañana y tarde) y que pretende, entre otras cosas, "acercar a los niños y a la juventud la vida de las hermandades en una zona no tradicionalmente cofrade como son los extramuros de la ciudad", según la propia corporación. Así, bajo el título Por la Madre al Hijo -que homenajea al Beato Chaminade, fundador de los marianistas, también presente en esta muestra al cumplirse el 250 aniversario de su nacimiento- en la exposición se exponen numerosos enseres procesionales de la hermandad de Las Aguas y otros cedidos por la Esclavitud del Santísimo y las cofradías de La Palma, Columna, Penas, Nazareno, Piedad, Santo Entierro, Descendimiento, Expiración, Perdón, Sentencia, Huerto, Medinaceli, Prendimiento, Sagrada Cena, Servitas, Caído, Vera-Cruz de Jerez y Cristo del Mar de La Línea.

En el centro de la iglesia se exponen las andas del palio de la Virgen de la Luz presididas por la nueva dolorosa que talló la gaditana Ana Rey y que fue entregada recientemente a la hermandad. Y a ambos lados de la nave central se puede ver, por un lado, un paso de palio desmontado con todos sus elementos expuestos (respiraderos, varales, jarras, candelería, farol entrevaral, candelabros de cola, techo de palio con gloria, bambalina, peana, saya, manto, corona, rostrillo, puñal y pañuelo de la Virgen); una procesión eucarística (con dos custodias bajo palio de respeto, faroles de mano, casulla, dalmática, capa pluvial, paño de hombros, lábaro, banderines sacramentales, cartela, cálices, naveta, evangelistas con símbolos, pelícano y remate eucarístico de la urna del Santo Entierro); o seis penitentes vestidos con los hábitos de las cuatro hermandades marianistas de la provincia de Cádiz, además de pasos en miniatura o recuerdos del Beato Chaminade.