Semana Santa

Cierta sensación de ser la última vez

  • La noche más larga estuvo marcada por la incertidumbre de saber si seguirán las mismas cofradías en la Madrugada de 2010 · El Perdón se recogió antes debido al temor a un aguacero

LA gran Madrugada no tuvo grandes imprevistos con la meteorología, salvo la leve llovizna que alcanzó a la cofradía del Perdón a primera hora de la mañana del Viernes Santo, y dejó en líneas generales un aceptable sabor de boca a pesar de que quedan algunos aspectos que deben mejorarse. La incógnita comienza a partir de ahora para conocer si la Madrugada de la Semana Santa del próximo año contará con cuatro hermandades en la calle, como es tradicional desde hace varias décadas.

Sanidad, Descendimiento y Medinaceli pusieron el sello típico de cofradías sobrias que llevan la oración en silencio como marchas, con la excepción de la exquisita selección musical que acompaña a la Dolorosa de Sanidad. El Perdón asumió su papel de hermandad de barrio que desfila muy arropada por el público durante todo su recorrido.

sanidad

El silencio bajo una luz tenue era el marco ideal en el interior de Santa Cruz mientras salían por la puerta las primeras filas de nazarenos. Un total de 134 acompañaron a Jesús del Mayor Dolor y María Santísima de la Salud, cuyos pasos se encontraban a pocos metros uno de otro en la nave central del templo. Poco antes el director espiritual de la hermandad, Guillermo Domínguez Leonsegui, dirigió la oración refiriéndose a los sanitarios “que salvan vidas”.

En las presidencias estuvieron las habituales representaciones de los colegios oficiales de la rama sanitaria, tan estrechamente vinculada a la corporación, los concejales Bruno García y Natalia Álvarez, y José María Leal Bernáldez, conservador oficial de la Virgen de la Salud, imagen a la que sometió a un proceso de limpieza el pasado verano.

Con la cruz de guía bajo el dintel y los cuatro cirios de respeto sobre la rampa, la capilla musical Orpheus, que acompañó al Señor, interpretó dos motetes que fueron seguidos con enorme respeto por las cientos de personas que llenaban la Plaza de Fray Félix, que al igual que el resto de calles del Pópulo permanecía a oscuras.

El toque especial llegó con la primera ‘levantá’ de la Virgen de la Salud y la interpretación de la marcha Sanidad, una mezcla que es la prueba del crecimiento espiritual y patrimonial de la corporación de la que es hermano mayor Ildefonso Herrera Barco. Los ojos de los cofrades se escapaban hacia el bordado de la bambalina trasera, los doce varales y la toca sobre manto, principales estrenos para la ocasión. Soleá dame la mano acompañó a la bella Dolorosa a descender del ‘cielo’ de Santa Cruz para reencontrarse con Cádiz. El capataz, Andrés Cano, aportó a tan bello momento esa dosis de cariño y emoción que le acompañan con el martillo.

Posteriormente la cofradía tuvo que esperar algo más de 20 minutos entre la Catedral y la calle Arquitecto a Acero a que pasara Descendimiento. Ese retraso lo recuperó en la Plaza de Candelaria.

descendimiento

Impresionante aspecto presentaba la calle Sagasta antes de la medianoche del Jueves Santo. El paso de Descendimiento, con un destacado conjunto escultórico, es todo un atractivo para la ciudad, que a primera hora de la Madrugada se echó a la calle para presenciar su desfile por Sagasta y Sacramento.

El sobrio cortejo de la hermandad inició su andar a la hora prevista, abriendo paso el muñidor con el peculiar toque seco de la carraca. Las secciones de penitentes salían del templo precediendo al paso, que en la madrugada de este Viernes Santo estrenaba cuadrilla de cargadores a las órdenes de Juan Antonio Gomila.

La estrechez de la puerta de San Lorenzo y la altura de los escalones, unido a la inexperiencia de la cuadrilla en ese paso, hicieron algo más laboriosa de lo normal la maniobra de salida, aunque los cargadores la superaron en todo momento sin ningún tipo de problema. Ya con el paso en la calle, se colocaron las patas, las esquinas de los respiraderos y la cruz del misterio. Y finalmente, a la una menos veinticinco de la madrugada comenzaba su andar, lento y elegante, Descendimiento hacia la carrera oficial. A una hora a la que la cruz de guía de Afligidos ya avanzaba por Sagasta desde Mateo de Alba, sin dar respiro apenas a las personas que allí se congregaban.

Ya de regreso por la calle San José, después de hacer la estación de penitencia y recorrer la carrera oficial, tanto el cortejo (que iba rezando el rosario leído por uno de los integrantes del mismo) como la cuadrilla mantenían la misma compostura y seriedad que a la salida, dando un brillante testimonio penitencial que tuvo su final en torno a las cinco de la madrugada, cuando la cofradía entró de nuevo en San Lorenzo.

medinaceli

Medinaceli puede haber vivido su última estación de penitencia en la Santa Iglesia Catedral en la madrugada. Si la nueva junta de gobierno que resulte en el próximo cabildo de elecciones sigue adelante con la idea de la actual, la cofradía pasaría a procesionar en la tarde del Jueves Santo. Eso hacía un poco más especial este año, aunque ni en el cortejo ni en los preparativos se notaba nada.

A las dos menos diez de la mañana, puntual como un reloj, salió la cruz de guía al cancel de la puerta de Santa Cruz. Mucha gente se había apostado allí para seguir de manera consecutiva las salidas de Sanidad, Medinaceli y Perdón.

Cuando Nuestro Padre Jesús Cautivo y Rescatado asomó por la puerta de Santa Cruz se hizo el silencio en líneas generales, porque seguía habiendo un murmullo que fue acompañando a este Cristo durante buena parte del camino. Y es que los silencios no son lo mismo que antes.

Al frente del paso iba todo un clásico, José Luis Pájaro Llamas, con su también clásica manera de mandar el paso agarrado a las dos maniguetas delanteras. Pájaro se estrenaba como capataz general de la cofradía y, por lo tanto, estaba al frente también de la Virgen de la Trinidad. Cuando no estaba presente, se quedaba al mando Pájaro hijo, lo que se traduce en que la dinastía de capataces cumple su tercera generación.

Si por algo se caracteriza la cofradía del Medinaceli es por su larga cola de personas haciendo penitencia. Si en los cortejos apenas se ha notado la crisis, en el caso de la penitencia tampoco ha hecho demasiada mella. Una vez que salió el Cristo se incorporó la numerosa penitencia en el cortejo.

Si fue un reloj en la salida desde Santa Cruz, también lo fue a la entrada en el Palillero, pese a que Descendimiento había llegado con un poco de retraso a la Catedral por los problemas que sufrió a la salida. En el centro neurálgico de la carrera oficial, el cortejo iba bien formado y, como siempre, se va rezando los misterios del rosario ejerciendo como maestro de ceremonias uno de los hermanos de fila con un megáfono.

El paso por el Palillero de los dos pasos fue casi un visto y no visto, con el sonido de las horquillas adueñándose del escenario.

perdón

Pasaban veinte minutos de las cinco de la madrugada cuando la cruz de guía de la cofradía del Perdón entraba en la calle Ancha, con escaso público a esa hora de la madrugada, y llegaba otros veinte antes de las seis a la altura de la calle San José, donde el fiscal, Manuel Garrido, firmaba en la mesa de control del Consejo de Hermandades.

Una representación  de la cofradía del Prendimiento, hermanada con la de la Madrugada, figuraba en la presidencia ante el paso de misterio, dirigido por Adolfo Morena, uno de cuyos cargadores se lesionó frente al bar Liba, donde también la pata trasera derecha quedó atrapada por una de las vallas.

A las seis y cuarto de la madrugada, entre aplausos de los presentes, llegó a ese punto el paso de palio con la Virgen del Rosario en sus Misterios Dolorosos, con Juan Manuel Manzano como capataz, y acompañado de la banda municipal de Barbate, que interpretaba  Virgen de las Aguas.

Cuando la hermandad retornaba a su templo por la calle Nueva   -sobre las ocho de la mañana-, una leve llovizna de apenas un minuto y un cielo cada vez más cubierto de nubes provocaron que el cortejo aligerara el ritmo y se recogiera en Santa Cruz una hora antes de lo previsto.

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