Puerto Real

Brillante desfile de Vera-Cruz

  • La Amargura y el Cristo marinero llenan de pasión las calles de la Villa

La Plazuela del Cristo de la Vera-Cruz fue, un año más, testigo de la salida procesional de la Hermandad de San Benito. A las siete de la tarde se abrieron las puertas del templo en una primaveral tarde de Miércoles Santo para que iniciase el recorrido una de las cofradías con mayor presencia de hermanos en la calle, alrededor de 300. Abría el cortejo la cruz de guía a la que este año se le había incorporado una reliquia de San Benito.

La agrupación musical Ecce-Mater, de Cádiz, entonaba el himno nacional para anunciar la salida del paso de misterio de esta hermandad, con el Cristo de la Vera-Cruz, obra realizada en 1972 por el imaginero Tomás Chaveli, acompañado de las imágenes de San Juan Evangelista (de Antonio Eslava Rubio), María Magdalena (tallada por Luis González Rey), la Virgen del Consuelo y San Longinos (obras de Fernando Aguado).

Se iniciaba así el recorrido por la calle Fandango de un paso comandado por José Manuel Graciano y Miguel Ángel Gallardo.

Cuando el Cristo ya enfilaba la calle Factoría de Matagorda, las miradas volvían a la puerta de la parroquia. Manuel Ortiz y Cristian Gaviño daban las órdenes a la cuadrilla de costaleros para la salida de la Virgen de la Amargura, una impresionante talla de Luis Salvador Carmona (S. XVII). La Virgen volvió a estar acompañada por la Banda de Música Virgen de la Estrella, de Puerto Real.

Los cofrades de la hermandad más antigua de la Diócesis de Cádiz y Ceuta iniciaban un desfile por el itinerario que suelen repetir todos los años. Y es que la altura del paso de misterio y las visitas obligadas a Carrera Oficial, San Sebastián y la calle Amargura, poco margen dejan a la modificación del recorrido.

Ayer procesionó por primera vez la bandera del grupo joven, diseñada y realizada por Manuel Castillo. También se estrenaban los ciriales de la cruz parroquial, realizados en metal plateado por la orfebrería de Antonio Santos-Ramos. Un aspecto llamativo de la procesión de ayer es que la cofradía ha confeccionado un sobretecho para el palio de la Virgen, que daba mayor vistosidad a quienes disfrutaron del paso de la hermandad desde los balcones y azoteas.

Pasadas las diez de la noche la cofradía cumplía con su estación de penitencia en la Iglesia Mayor, antes de entrar en una Carrera Oficial repleta de público para disfrutar del paso de la Villa que más tiempo está en la calle. Aunque su recogida se fija a la una de la madrugada, los cofrades suelen recrearse en este momento único de la Semana de Pasión puertorrealeña, que aglutina a cientos de personas. Lo habitual es que la Virgen de la Amargura entre en el templo de San Benito pasadas las dos de la madrugada. Hacia el templo del barrio de las 512 viviendas se dirigía la hermandad al cierre de esta información.

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