Cofradías de Cádiz

¿Una sentencia con consecuencias?

  • La condena al Ayuntamiento a pagar una indemnización por una caída de moto en un asfalto con restos de cera de una procesión siembra dudas de cara al futuro

El cortejo de Borriquita avanza por la Avenida el pasado Domingo de Ramos

El cortejo de Borriquita avanza por la Avenida el pasado Domingo de Ramos / Marcos Piñero

La sentencia que ha dictado el Juzgado de Instrucción número 2 en contra del Ayuntamiento, condenándolo a indemnizar a una ciudadana con casi 700 euros por caerse de la moto en una calzada con cera, puede generar una situación de cara al futuro que obligue al Ayuntamiento a modificar el escenario que se da actualmente no sólo en Semana Santa, sino en el resto de procesiones del año.

Si la lectura que ha realizado en este caso el Juzgado se da por válida, el Ayuntamiento deberá activar un dispositivo especial de limpieza del suelo (en teoría con agua caliente a presión) nada más finalice cada una de las procesiones, vía crucis, rosarios, traslados y otros cultos públicos en los que las personas que participan porten cirios en sus manos. En caso contrario, estará expuesto a que cualquier caída, accidente de tráfico o similar sea objeto de sentencia indemnizatoria en su contra.

El problema radica en el coste extraordinario que puede suponer activar un servicio de estas característica por cada salida procesional que se celebre la ciudad en un calendario cada vez más apretado de cultos externos.

Ante esta situación, el temor de los cofrades puede estar en que se opte por una doble vía. La primera ya es conocida en la ciudad, y la activó la anterior alcaldesa (Teófila Martínez) en el vía crucis diocesano que se celebró va a hacer ahora ocho años, cuando prohibió que las cofradías participantes salieran a la calle con los cirios encendidos, argumentando precisamente la medida en la imposibilidad de afrontar el gasto de limpieza de la cera que conllevaría ese evento extraordinario. La otra vía, aún más delicada, puede ser la de derivar a las hermandades el coste de la limpieza del asfalto y de los adoquines por donde transite cada procesión.

Lo cierto es que esta situación de responsabilizar a los ayuntamientos por caídas y accidentes motivados por la presencia de cera en el suelo es común a la inmensa mayoría de ciudades de Andalucía, que aún no han adoptado una fórmula común para dar solución a esta situación. El Juzgado de Instrucción, de entrada, ya ha señalado que la colocación de señales verticales (que en Cádiz se ven en la plaza de San Juan de Dios, a la entrada del Campo del Sur, o la indicada en la sentencia al principio de la calle Acacias, por ejemplo) no es suficiente.

¿Habrá consecuencias ante esta sentencia?

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