Lunes Santo en El Puerto

El nazareno de Los Afligidos se reencuentra con sus fieles

  • La salida de la cofradía de la capilla del antiguo Hospital de San Juan de Dios vuelve a congregar a un público diverso

El momento del montaje de la Cruz, tras la salida, es uno de los más delicados del recorrido.

El momento del montaje de la Cruz, tras la salida, es uno de los más delicados del recorrido. / Andrés Mora

Las puertas de la capilla del antiguo Hospital de San Juan de Dios se abrieron justo a las 19:00 horas para la salida de la única cofradía que procesiona en el Lunes Santo de El Puerto: La Hermandad de Nuestro Padre Jesús de Los Afligidos y María Santísima del Rosario. Con buen tiempo, aunque aparentemente con menos público que otros años, entre el cual predominaron sobre todo los jovenes, familias y niños, el cortejo procesional inició su estación de penitencia.

No es la primera vez que la imagen de este nazareno procesiona por las calles en este año 2019, ya que el pasado día 6 de abril fue trasladado desde la capilla del antiguo Hospital Municipal, donde tiene su sede, hasta la iglesia de las Concepcionistas, con motivo del 500 aniversario del establecimiento de dicha orden religiosa en El Puerto, donde permaneció la imagen, de gran antigüedad y devoción, para presidir una Eucaristía de Acción de Gracias y regresó en Vía Crucis de nuevo a su templo.

La bella imagen de María Santísima del Rosario, con la candelería apagada por el viento, al principio del recorrido. La bella imagen de María Santísima del Rosario, con la candelería apagada por el viento, al principio del recorrido.

La bella imagen de María Santísima del Rosario, con la candelería apagada por el viento, al principio del recorrido. / Andrés Mora

La salida del Cristo de Los Afligidos, al igual que la Virgen, es siempre espectacular, ya que debido a lo angosto de la portada barroca, por donde los pasos caben a lo justo, los costaleros tienen que salir de rodillas, lo que supone un esfuerzo que siempre es premiado por el público con calurosos aplausos, que se repiten en cada levantá.

La imagen de Nuestro Padre Jesús de los Afligidos apareció puntual a la cita con sus fieles en la calle Micaela Aramburu de Mora, ataviado con su característica túnica morada y su cinturón de esparto, ayudado por el cirineo que lleva la parte posterior de la cruz, y sobre una base de claveles rojos. La imagen iba precedida por el Lignum Crucis, una reliquia de madera que se atribuye a la Cruz de Cristo, que porta la hermandad, también de manera solemne, desde hace varios años.

El párroco de la Basílica de Nuestra Señora de Los Milagros, Diego Valle, acompañaba al cortejo, en el que se podían ver decenas de penitentes con sus características túnicas negras.

El sol de la tarde iluminaba las partes del paso de Misterio que año tras año va avanzando en el dorado de su canastilla, y que esta Semana Santa presenta tanto la totalidad de la parte delantera como la parte posterior cubierta con un elegante baño de pan de oro. El Cristo salió sin acompañamiento musical, dirigiendo su cuadrilla de costaleros los capataces Ignacio Pérez y José María Fernández.

La penitencia es una de las señas de identidad de esta hermandad. La penitencia es una de las señas de identidad de esta hermandad.

La penitencia es una de las señas de identidad de esta hermandad. / Andrés Mora

Acompañaban al paso de Misterio, detrás del nazareno de Los Afligidos, decenas de mujeres en recogimiento y oración, además de penitentes adultos portando cruces y arrastrando cadenas, que sonaban sobre el asfalto pese al rumor incesante del público, que no guardó un sólo minuto de silencio, ni siquiera en el momento más difícil de la salida de las imágenes. Y eso que los comentarios no hacían alusión en absoluto al terrible incendio que en ese momento se estaba produciendo en la catedral de Notre Dame de París, sino a cuestiones mucho más triviales.

Una media hora después de la salida de Nuestro Padre Jesús de Los Afligidos, hacía su aparición el palio de María Santísima del Rosario, dirigido por los capataces Juan Luis Gutiérrez y Gabriel Jesús Heredia. El elegante palio, exornado con jarrones de flores blancas, salió del templo con la candelería encendida, pero las velas se fueron apagando con el viento en la misma puerta de la iglesia. Como es costumbre, la Virgen inició su recorrido con la música del Himno Nacional, interpretado por la banda Gailín, de Puerto Serrano, que cerraba la procesión, cuya recogida estaba prevista para las doce menos cuarto de la noche.

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