Diario Cofrade

Séptimo julio sin procesión del Carmen en un siglo

  • La suspensión de la salida de la Virgen remonta su antecedente más cercano a los años 30, cuando estuvo seis años años sin salir

La iglesia del Carmen, tras el incendio provocado de 1936

La iglesia del Carmen, tras el incendio provocado de 1936

Un mes de julio sin ver a la Virgen del Carmen procesionando por las calles de la ciudad no es para nada habitual. A diferencia de las hermandades de penitencia que salen en Semana Santa, del Corpus y de alguna que otra procesión de gloria, el calendario de celebraciones carmelitanas en pleno mes de julio hacen prácticamente imposible que la salida tenga que suspenderse a consecuencia del tiempo. Por eso, el escenario de este día 16 sin la Virgen recorriendo las calles del centro es del todo extraordinario; tanto, que será el séptimo mes de julio en el que el Carmen no procesione en el último siglo.

El cofrade Juan Torres, hermano del Carmen, ha realizado el trabajo de búsqueda en la hemeroteca de este periódico para constatar que desde la penosa década de los año 30 del pasado siglo la Virgen del Carmen no faltaba a su cita anual con la ciudad. En concreto, desde 1938 hasta el pasado 2019 venía la imagen procesionando de manera ininterrumpida cada mes de julio, después de superar unos aciagos años, entre 1931 y 1937, en el que sólo podría salir en una ocasión, según ha publicado la hermandad en la revista que edita en este mes de julio.

En 1931 empiezan los contratiempos para el normal desarrollo de los cultos del Carmen, a consecuencia del incendio registrado en la iglesia en la noche del 11 de mayo. Cuenta Torres que ese año pudo reabrir la iglesia a tiempo para la novena, celebrando la hermandad su función el día 21. El 16 de julio de 1932 dio inicio la novena a la Virgen (que en aquellos años empezaba el día de su festividad, al contrario de lo que se hace ahora), que concluiría ese año el día 27 con una procesión por el interior del templo que según reseña la crónica del Diario recuperada por Juan Torres fue “manifestación ferviente del pueblo de Cádiz, que siempre acudió a presenciar el desfile de la solemne procesión por las calles y plazas, y que en este año rindió el tributo de su devoción a la Virgen del Carmen, acudiendo en masa al hermoso templo”.

Del año 1933 se destaca la restauración de los altares e imágenes que se estrenaban con el inicio de la novena el día 16. Unos cultos que culminarían de nuevo con una procesión claustral de la Virgen “figurando en ella todos los hermanos, y desfilando ante la apiñada multitud de fieles, con el mayor orden, mientras que un coro dirigido por el profesor don Francisco Arenas, capellán de San Pablo y terciario carmelita, entonaba letanías y salve”. Este modelo de cultos se repetiría en 1934, cuando sí se detalla que la procesión claustral estuvo presidida por la Virgen del Carmen de Giscardi que también posee la hermandad (de tamaño académico) “cuyas andas y templete lucían muy artístico exorno de flores y plantas”.

El año 1935 marca la excepción de este septeto tan negativo para el culto externo del Carmen. Ese año se anunciaba la procesión de la Virgen para el día 25 de julio (cuando procesionaba entonces, una vez finalizada la novena que comenzaba el 16), saliendo de la iglesia a las siete de la tarde con un cortejo formado por “la cruz conventual con ciriales, secciones de señoras y señoritas de la Hermandad del Carmen y otras instituciones religiosas, el paso con el Niño Jesús de Praga, el de Santa Teresa de Jesús, insignias del Carmen y del Patrocinio de San José, con miembros de dichas hermandades, secciones de jóvenes tarcisios, caballeros de la Hermandad del Carmen, portando velas encendidas y la junta de gobierno”.

Pero el 8 de marzo de 1936 la iglesia del Carmen volvió a ser objeto de un incendio, en este caso con peores consecuencias que en 1931, lo que incluso obligó ese año a que la novena a la Virgen se tuviera que celebrar en la iglesia de San Antonio. La procesión volvería a quedar suspendida, al igual que al año siguiente. “Ya por suerte desde 1938 hasta 2019 se ha visto ininterrumpidamente la figura de la Señora asomar por el dintel de la puerta del templo carmelitano para ser admirada por un pueblo, su pueblo, que cada mes de julio susurra las palabras que pronunciara el querido y añorado padre Ismael Bengoechea: Cádiz del Carmen y el Carmen de Cádiz”, concluye Juan Torres. Este mes de julio, por tanto, será el séptimo en el que la ciudad y la Virgen del Carmen no se encuentren al caer la tarde en este último siglo. 

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