Eran las cinco de la tarde cuando las puertas de la iglesia conventual del Espíritu Santo se abrieron para dejar paso a los titulares de la hermandad de la Humildad y Paciencia.
Pese a los temores iniciales, ante la inestabilidad meteorológica que comenzó el miércoles, un cielo azul y un sol brillante quisieron acompañar el cortejo de la Humildad, en un Jueves Santo que animó a salir a las calles a numerosos portuenses.
La jornada comenzaba por la mañana, a las diez en punto, con el desayuno de hermandad preparado por las Hermanas Comendadoras del Espíritu Santo en el salón anexo a la Iglesia.
Desde que hace ya varios años la Humildad recalara en el convento del Espíritu Santo a causa del deterioro de su sede canónica, la Capilla de la Aurora, la relación entre la entidad y las comendadoras es muy estrecha y la colaboración continua.
Tras el desayuno, a las 12:00 horas tenía lugar el rezo del Ángelus y una entrega de obsequios en la iglesia conventual.
La hermandad salía a la calle este año con varios estrenos. El más importante era el de los dos candelabros de cola de diez luces cada uno, con cuatro capillas ornamentadas que albergan a San Juan y San Pedro acompañados en cada candelabro de dos arcángeles con motivos de Cristo en sus manos, tales como clavos, martillo y corona de espinas.
Los candelabros han sido repujados a mano rematados en macollas personalizadas realizadas en el taller sevillano de orfebrería Manuel de los Ríos e Hijos, de Orfebrería Andaluza.Nuestra Señora del Desconsuelo estrenaba también fajín y rostrillo donado por los hermanos.
La salida, como siempre ocurre con esta hermandad, congregó a un buen número de portuenses que no quisieron perderse la complicada maniobra de los costaleros. Como cada año abría la marcha la portuense Agrupación Musical del Santísimo Cristo de la Humildad y Paciencia, mientras que el paso de palio avanzó a los sones que marcaba la banda de música Arunda de la localidad malagueña de Ronda.
La bella imagen del Cristo de la Humildad aparecía sentada sobre un calvario de claveles rojos, mientras que el precioso paso de madera tallada iba exornado con unas pequeñas flores de color morado.Acompañando al Cristo, las recientemente restauradas imágenes de Barrabás y Martillo, recuperadas en 2017 para el Jueves Santo.
Como cada año, las hermanas del Convento del Espíritu Santo fueron testigos de excepción de la salida de la hermandad a la calle Espíritu Santo, por donde cada año se asoman para ver pasar a sus titulares.
Recientemente se ha anunciado que la hermandad se ha embarcado en un proyecto para la restauración de la Capilla de la Aurora, su sede canónica que se encuentra a la espera de reforma.Como cada Jueves Santo, al paso de la Humildad no podían faltar ni las mujeres ataviadas de mantilla ni las saetas, siendo especialmente emotiva la que se les dedicó a los titulares desde un balcón de la calle Zarza, en pleno corazón del Barrio Alto portuense en el que tantos fieles tiene esta hermandad.
Al cierre de esta información, la hermandad continuaba su recorrido procesional y estaba prevista su recogida para las 23:15 horas.
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