Diario Cofrade

Semana Santa en San Fernando: El Lunes Santo como refugio

  • La sencillez y la elegancia se imponen en los altares de una jornada que asienta la rutina de la 'nueva realidad' de la Semana Santa de la mano de Afligidos, Medinaceli y Ecce Homo 

Lunes Santo en San Fernando

La jornada del Lunes Santo que La Isla vive hoy sirve para asentar la rutina de la atípica e insólita Semana Santa que acaba de arrancar y que, aunque nos pese, va a pasar a la historia por culpa de una pandemia que deja por segundo año consecutivo a la ciudad sin hermandades en la calle. Puertas abiertas de los templos desde temprano, actos de veneración, altares más o menos extraordinarios, actos de meditación, rezo del vía crucis...

Sin procesiones, sí. Pero cada uno al lado de sus devociones de siempre para aferrarse a ellas con fuerza y capear este temporal que afuera –como el fuerte viento de Levante que nos regala esta extraña Semana Santa– no deja de golpear con fuerza.

Así que ese Lunes que siempre es motivo de orgullo para los cofrades se presenta esta vez como un refugio para los tiempos de crisis que toca vivir y que, entre sus víctimas colaterales, dejan a estos días de primavera sin la gloria de una hermandad en la calle. Porque si las cofradías no están donde tendrían que estar en estos días, no pasa nada. Uno va a buscarlas. Y a su encuentro va La Isla este Lunes siguiendo la estela que dejó atrás el Domingo de Ramos.

La jornada cofrade que se vive hoy está protagonizada de manera predominante por la sencillez y la elegancia de sus actores principales. Las hermandades del día han optado por prescindir de elaborados montajes para acertadamente dejar el protagonismo exclusivamente a los titulares de cada cofradía. Hay veces en las que sobra todo. Y ese purismo, en cierto modo, consigue también que hermanos y fieles se sientan más cerca de ellos en un día tan señalado.

Y además se ha sabido condensar a la perfección el espíritu de esta jornada que, aunque resulta espectacularmente cofradiera en la calle, no se queda atrás cuando se habla de fe y devoción. Ahí están, por ejemplo, la pasiones que levanta el Cautivo prácticamente desde sus comienzos hace ya más de 75 años.

A primera hora de la mañana, las imágenes de Jesús de Medinaceli y de María Santísima de la Trinidad, se han colocado a ambos lados del presbiterio de la Iglesia para presidir desde el altar mayor los actos a celebrar con los hermanos en este modesto Lunes Santo que se queda dentro del templo.

Y con una oración trinitaria a los pies de ambas imágenes, la archicofradía ha dado inicio a una agenda que se prolongará hasta última hora de la tarde y en la que no han faltado esos detalles que siempre son habituales en esta jornada: el encendido de las velas de la campaña Lágrimas de Vida a favor de la donación de órganos, de la que esta hermandad es pionera y ha amadrinado además a muchas otras cofradías en los últimos años; o la entrega de los donativos a los comedores sociales de la ciudad que servirían para sufragar los costes de las comidas que ofrecen en esta jornada. Aunque relegado a la intimidad de los templos, hay sentimiento y emoción de sobra en este Lunes Santo de supervivencia cofrade y levantera gorda.

Porque a pesar de todo es Lunes Santo. Y en el barrio del Cristo eso siempre se nota. Su parroquia ha abierto también desde temprano para que la hermandad de los Estudiantes no faltara a su cita con el día más señalado de su particular calendario rojo. Ya se sabe, siempre Super Omnia Christus.

A los pies de su altar barroco –un gran proyecto que la cofradía ha terminado recientemente– se muestran juntas las imágenes de Nuestro Padre Jesús de los Afligidos y de María Santísima de la Amargura con toda su fuerza y tirón. Las imágenes secundarias del conjunto de Lastrucci –las tres Marías y el San Juan– completan este altar extraordinario que literalmente deja sin palabras y que brinda la mejor carta de presentación del Lunes Santo. Visto de cerca, con sus bordados y con su ajuar, resulta todavía más espectacular. Y hoy es una gran ocasión para deleitarse en el conjunto.

Ecce Homo completa la eterna terna del Lunes isleño en el barrio de la Pastora, donde se repite esa escena que marca la pauta de la segunda Semana Santa del coronavirus. La imagen titular de la hermandad se ha colocado a los pies de su altar en un sencillo montaje que rebosa pureza pastoreña y en el que el Señor, con su túnica bordada de salida, acapara las miradas. La imagen de María Santísima de la Salud, acompañada de San Juan, preside el conjunto desde el nivel superior que le confiere el altar.

La hermandad vive el día rodeada de los suyos, pensando en lo que debería haber sido y evadiéndose en los recuerdos de otros Lunes de gloria. Así andan todos los cofrades en estos días. Eso sí, sin despegarse de sus devociones. Es la 'nueva realidad' de la Semana Santa.

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