No fue una tarde sencilla para la Junta de Gobierno de la Hermandad de la Vera-Cruz. Los partes meteorológicos que consultaban y algunas gotas de lluvia que caían sobre la parroquia momentos antes de la hora prevista para la salida, hicieron que tomasen la primera decisión: retrasar una hora la salida procesional.
Sin embargo, antes de que diesen las ocho de la tarde, los hermanos abrieron las puertas de la parroquia y arrancaba el Miércoles Santo entre el aplauso de las cientos de personas que allí se dieron cita. La cruz de guía marcaba el inicio de un nuevo desfile procesional.
El himno nacional anunciaba la salida del Señor de la Vera-Cruz. El Cristo marinero de La Jarcia se reencontraba con los vecinos que le veneran y comenzaba su caminar después de que el Hermano Mayor de la Vera-Cruz de Cádiz, Emilio Bienvenido, diese la primera levantá del paso.
Del mismo modo, poco después, era Julián Conejero, excostalero y número uno en la nómina de hermanos, quien daba la primera llamada a los costaleros de la Amargura.Con ambos titulares en la calle, se iniciaba una procesión con muchas novedades. Uno de los más llamativos fue el cuerpo de acólitos que portó un Lignun Crucis (reliquia de la cruz de Cristo) sobre una pequeña parihuela.
Tras ello, el palio de la Amargura que lucía con mayor esplendor si cabe, con la nueva corona de salida elaborada por los talleres de orfebrería Santos Campanario (Sevilla). También estrenaba la saya, bordada por Rosa Reina, y la toca sobre manto, que ha sido creada por un grupo de bordadoras de la hermandad, que dirige Puri Lobo.
Tras la salida, la primera parada se hacía ante la capilla de la Hermandad del Rocío, un momento que fue posible gracias a una pequeña variación del recorrido.Tras una oración de los hermanos del Rocío, el caminar continuaba, los cofrades pretendían recuperar el retraso generado en la salida para coordinarse con la hermandad del Ecce Homo que también procesionaba por las calles del centro a la misma hora.
Cuando la Hermandad del Ecce Homo abandonaba la Prioral para regresar a su templo a causa de la lluvia, hacia su aparición en el mismo sitio la Hermandad de la Vera-Cruz que optaba por mantener su itinerario sin modificaciones. Al cierre de esta información la hermandad hacia estación de penitencia en San Sebastián, y seguía mirando al cielo.
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