Muchas familias con niños se marchan. Es el contraste. A eso hora, las doce de la noche, grupos de jóvenes se encaminan hacía la Feria. Les da igual el cielo encapotado. "¡Mira cómo está el cielo!", comenta una señora mayor en la puerta de la Iglesia Mayor. Parece que ya vuelve a casa con un grupo de amigas. El viento se ha quitado, el que ha soplado -no mucho- durante la proclamación y el concierto de Radiolé con el que se abrió la Feria, y la manga larga que unas horas antes casi hacía falta ahora no es tan necesaria.

Muchas casetas están llenas, hay mucha gente por las calles del recinto ferial. Sigue estando repleta la zona de las atracciones, con las familias y los niños haciendo colas en algunos de estos cacharritos. WipeOut, donde los pequeños deben saltar y agacharse para sortear las barras que dan vueltas, es uno de los que más éxito tiene; también, el tradicional tren escoba. El donut, el que se ha hecho tan famoso por la canción Cómeme el donut, cuelga por todas partes en las tómbolas. También en los puestos que dan hacia el exterior del recinto.

Son las doce y veinte de la noche y muchos puestos de comida están repletos de gente. Son las doce y veinte de la noche y en la puerta de la caseta de El Quijote una familia, amplia, se hace un selfie. Son las doce y veinte y continúa el ambiente. Ha pasado ya el encendido del alumbrado del recinto, en el que han participado alumnos del colegio Quintanilla, con los profesores Francisco Cid, María José Peinado y Patricia Ruiz. Las caras de ilusión no han tenido desperdicio, todos atentos al botón. También se ha terminado -hace un rato- el concierto donde ha actuado Erika Leiva, Maita Vende Ca o Los Centellas. Muchas personas han asistido.Llegaron pronto al recitno, más que otros años.

Es la primera noche y aunque muchos jóvenes optan por el botellón en el paseo, otros ya están disfrutando de las casetas de marcha: está llena la Reja o Vivo, y ya hay gente en Toma que toma, o en el Copa Cabana, entre otros.