María Elena Martínez Rodríguez de Lema. investigadora

Una obra "con sorpresas" que vuelve a situar al Zaporito en el mapa de La Isla

  • El próximo viernes presentará 'El Zaporito: 300 años de historia', una obra que completa sus investigaciones sobre el molino de mareas y el barrio que más han olvidado los isleños

María Elena Martínez Rodríguez de Lema, junto al molino de mareas del Zaporito.

María Elena Martínez Rodríguez de Lema, junto al molino de mareas del Zaporito. / román ríos

La culpa de todo la tuvo el topónimo del Zaporito. Todo empezó por ahí, por una discusión -por supuesto meramente intelectual- que llevó a su padre, Pedro Martínez Chamorro, a sumergirse en archivos, a cartearse en busca de documentación y a empezar a recomponer las piezas de un puzle que habían quedado esparcidas con el paso del tiempo. Sabía fehacientemente que aquella teoría -que todavía hoy muchos creen- de que el nombre del Zaporito procedía de San Hipólito, como insistentemente defendía allá por los 70 don Quintín Dobarganes Merodio, era falsa. Aquí no había santo alguno sino una figura histórica de extrema relevancia -la del genovés Juan Domingo Saporito- que se sitúa en los orígenes del caño y del mismísimo barrio. Vinculado familiarmente al Zaporito, puso todo su empeño en la investigación. Y consiguió demostrarlo con rotundidad. El debate se zanjó a su favor y dio como resultado una prolija documentación a la que, tras fallecer, su hija, María Elena Martínez Rodríguez de Lema, dio forma en un libro, la primera publicación que existe sobre el Zaporito. Por eso, la autora se refiere insistentemente a "el libro de mi padre que yo escribí" cuando hace mención a este estudio inicial.

De aquello hace ya 25 años. Pero fue el germen de la pasión investigadora de esta doctora en Filología Clásica, que nunca dejó de interesarse por la historia del Zaporito -que en gran parte es también la historia de su familia-, ligada a la carpintería de ribera que durante décadas se desarrolló también en este enclave isleño. Los últimos años -en los que el viejo molino de mareas ha dejado atrás su preocupante abandono para recuperar su esplendor gracias a una rehabilitación impulsada al hilo del Bicentenario de Las Cortes- han sido un acicate para retomar la investigación, consultando más fuentes documentales, más archivos, reconstruyendo la historia de la saga familiar de los Saporito, recopilando fotografías e ilustraciones y, en definitiva, reconstruyendo sus tres siglos de historia, que no dejaban de ser una de las lagunas más grandes que existían en La Isla.

El próximo viernes, a las 19.00 horas, se presentará en las instalaciones municipales del Centro de Congresos el nuevo libro de María Elena Martínez Rodríguez de Lema, el resultado de una exhaustiva y rigurosa investigación que siempre ha tenido entre manos pero que se ha acentuado en los últimos años: El Zaporito 300 años de historia.Con un prólogo de Anne Hidalgo, la alcaldesa de París que nació precisamente en este barrio y que vivió sus primeros años en estas calles, y dotado de más de 80 ilustraciones y fotografías -algunas inéditas- presentará la obra Juan Cubillana, el mismo que hace un cuarto de siglo diera a conocer el primer libro sobre el Zaporito que vio la luz. Se cumplen además 300 años de los orígenes del Zaporito, como puntualiza la autora. Es, admite, "una ocasión excepcional". "Para mí es algo emocionante todo esto", reconoce.

La obra constituye la historia más completa del Zaporito, del molino y de un barrio -aclara María Elena- cuyos límites iban desde la Alameda hasta la calle Tomás del Valle, en pleno centro de La Isla, hasta el mismísimo caño. Son los terrenos que compró el adinerado comerciante genovés Juan Domingo Saporito cuando se afincó en Cádiz. "Ahora en 2017 se cumplen 300 años de que Juan Domingo Saporito se marchara a Génova y de la venta de estos terrenos a Micón, que es el que construyó el molino de mareas", aclara.

"Todo empezó con las investigaciones para aclarar el topónimo de Zaporito, para demostrar que hay un personaje que tiene un apellido -que es Saporito, con 's'- que es el constructor del caño, el que da nombre a ese caño y también al barrio", apunta María Elena Martínez Rodríguez de Lema.

El Zaporito es, de hecho, una de los elementos históricos que más ha sufrido en La Isla. El deterioro que registró durante la segunda mitad del siglo XX y su abandono -prácticamente quedó convertido en un vertedero al colmatarse y quedarse sin actividad- ha corrido parejo a su olvido. Hasta ahora, claro. Porque la recuperación del molino, la apertura del pequeño centro de interpretación que se ha habilitado en sus cuatro paredes y la remodelación de la plaza Manuel de la Puente ha cambiado por completo la zona y ha conseguido que los isleños vuelvan a interesarse por este espacio único, que además es una auténtica puerta al Parque Natural que rodea al término municipal.

"Aunque hay mucho por investigar todavía", advierte la autora de la publicación. "No he conseguido agotar todas fuentes". Pero María Elena avisa: la obra acerca de los 300 años de historia del Zaporito que se presentará el próximo viernes contiene "algunas sorpresas" que han salido a la luz durante estos últimos años de investigación. Hay datos e imágenes nuevas y elementos "que van a cambiar por completo la idea que teníamos del Zaporito y del barrio". "Va a sorprender", asegura orgullosa y entusiasmada esta investigadora.

Eso sí, hay -señala- muchas "incógnitas" que se resuelven, aspectos desconocidos de la historia del Zaporito que por fin quedan claros y un relato de la actividad que ha tenido a lo largo de los tres siglos, incluyendo los conocidos baños del siglo XIX, una de sus facetas más peculiares y llamativas.

La publicación, en cierto modo, devuelve al Zaporito la importancia que siempre tuvo o, al menos, debió tener en el corazón de La Isla. Incluso se atreve con una propuesta de actuación de cara al futuro.

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