La malograda escuela-taller Cristo Viejo ha eclipsado el resultado de la intervención que durante dos años ha permitido rescatar de la ruina este emblemático edificio religioso, una auténtica joya del patrimonio isleño por su sencillez arquitectónica, por su singularidad artística, por haber conseguido mantener prácticamente invariable su aspecto original y sortear dos siglos sin registrar apenas modificaciones de relevancia...

Mucho se ha hablado en los dos últimos años del naufragio en el que se convirtió la escuela-taller, de los impagos, de las certificaciones de obra y de las penurias económicas que lastra desde entonces la hermandad de la Vera-Cruz, promotora de la iniciativa. Y poco, prácticamente nada, del resultado de una rehabilitación que ha conseguido devolver -a un alto precio, todo hay que decirlo- su antiguo esplendor a la capilla de la calle Patrona. Es toda una paradoja.

Una voz reclama ahora el sitio que por derecho propio se merece la antigua iglesia del Cristo en el patrimonio local. Yolanda Muñoz Rey, doctora en Arte y Humanidades, fue la directora de la escuela-taller Cristo Viejo, un trabajo que durante dos años le llevó a estar en contacto permanente con la capilla, a documentarse, a consultar archivos y, en definitiva, a conocer a fondo los entresijos de este pequeño templo en torno al que se articuló el crecimiento de un barrio entero en una época clave para la expansión de La Isla (lo mismo ocurriría luego en la Pastora). Seguramente, no hay nadie que sepa más que ella de esta capilla tan isleña, porque, tras dirigir su rehabilitación, decidió convertirla en el tema de su tesis doctoral, que aprobó con la mención de cum laude.

La Real Academia de San Romualdo la ha rescatado para hacerse eco de ese mensaje que reivindica la valía y singularidad de la capilla del Cristo Viejo. En la tarde del pasado martes pronunció una conferencia en el Centro de Congresos que se tituló La capilla del Santísimo Cristo de la Vera-Cruz de San Fernando: ejemplo de la interpretación popular de la arquitectura neoclásica gaditana. En ella, Yolanda Muñoz, ahondó en las particularidades que presenta el viejo templo de la calle Patrona. "Es una obra singular dentro de la arquitectura del siglo XVIII que podemos ver en Cádiz y también dentro de los edificios de la Ilustración", advierte la doctora en Arte y Humanidades.

La capilla -recuerda- fue levantada por Juan García Quintanilla, un albañil que tenía el cargo de alarife municipal. Y esa es precisamente su grandeza: era una obra secundaria y, podría decirse, de barrio, pero asumió con gran sencillez y naturalidad los postulados ilustrados. "Es un exponente único en la Bahía de Cádiz de arquitectura neoclásica pero de factura popular", afirma la investigadora.

La intervención llevada a cabo a través de la desafortunada escuela-taller Cristo Viejo ha incidido en esas particularidades de la capilla al permitir sacar a la luz el suelo original del templo o, muy especialmente, los retablos y su original policromía de colores claros, que estaba enmascarada por repintes posteriores, además de recuperar la clásica cubierta de madera.

La obra -advierte la que fuera directora de la escuela-taller encargada de la rehabilitación- está prácticamente finalizada. "Apenas le queda un cinco por ciento", afirma. Lo ideal, apunta, es que pudiera terminarse, que la capilla pudiera de nuevo abrir sus puertas, que los vecinos de nuevo pudieran asistir allí a la celebración de la misa, que los isleños pudieran acudir a ella y conocer su valía...