Reconocimiento al bombero isleño Sixto Galván por su rápida intervención, que permitió salvar la vida a un bebé en San Fernando
El profesional ha sido distinguido este jueves en el marco del Día Internacional de la Parada Cardíaca
La rápida intervención de tres hombres salva la vida a un bebé que se estaba asfixiando en San Fernando
El bombero isleño Sixto Galván Rodríguez, profesional de Securitas Airbus en el aeropuerto de Sevilla, ha sido reconocido este jueves en el marco de la celebración del Día Mundial de la Parada Cardíaca por su intervención decisiva a la hora de salvar la vida a un bebé de 8 meses que se estaba ahogando, suceso ocurrido en el pasado mes de mayo en el barrio de La Casería, en San Fernando.
La distinción se ha entregado en el Centro de Emergencias del 061 de Jerez, donde se han llevado a cabo un acto con motivo de esta jornada.
Este reconocimiento que ha recibido el bombero isleño destaca "su pronta y eficaz intervención en la ayuda de una persona que sufrió una parada cardíaca, iniciando de manera inmediata las maniobras de reanimación cardiopulmonar mientras se alertaban y llegaban los servicios de emergencia sanitarias, contribuyendo así de manera decisiva a lograr su completa recuperación".
La distinción, se añade, se entrega "en reconocimiento a su gesto solidario y ejemplar, y en nombre de todos los profesionales sanitarios que participan en la cadena de supervivencia".
Los hechos por los que este bombero de San Fernando ha sido distinguido en el Día Mundial de la Parada Cardíaca se remontan a la pasada primavera, cuando Sixto Galván estaba en su domicilio -en la zona residencial de La Casería- y escucho que alguien pedía gritos de auxilio: un bebe se estaba ahogando. Al acudir rápidamente en su ayuda coincidió con otros dos operarios de mantenimiento que trabajan en una urbanización cercana, Miguel Barceiro Martínez y Ricardo Moreno. Su intervención fue decisiva para salvarle la vida al pequeño, que se había tragado accidentalmente lo que parecía un trozo de etiqueta. Fue Sixto, precisamente, el que en aquellos instantes decisivos le abrió la boca al bebé y metió los dedos hasta dar -no sin esfuerzo- con una especie de pico rígido del que pudo tirar. Una vez que consiguió sacarlo, el niño volvió a respirar con normalidad.
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