Al Patrón San José se le atribuye su milagrosa intervención en la desaparición de la epidemia de fiebre que asoló a La Isla de León a principios del siglo XIX. Es el origen del conocido voto -o juramento- que la ciudad, su Corporación Municipal, realizó a esta imagen hace ya más de dos siglos.

Pero hay otro milagro del Patrón. Uno mucho más reciente, más cotidiano, más mundano. Un milagro llevado a cabo hace poco más de una década por un decidido y entusiasta grupo de jóvenes que apenas pasaba de los veinte años. Sacaron del olvido al Patrón de San Fernando, le limpiaron el polvo que durante décadas había acumulado esta imagen en su altar de la Iglesia Mayor Parroquial y volvieron a pasearla por la calle para que La Isla redescubriera su historia.

Hoy, esta tarde, se cumplirán diez años de aquella primera salida que realizaron con muy poco dinero pero con muchísimas ganas, una gran ilusión y la firme intención de recordar a la ciudad que San José era su Patrón. Por entonces, muy pocos lo sabían. Tan solo aquellos más versados en la historia de La Isla y en el devenir de sus hermandades, de sus imágenes devocionales. Y para muchos fue todo un descubrimiento ver procesionar a la exquisita talla josefina a la luz primaveral de la primera tarde de mayo.

Hoy se cumplen diez años del 1 de mayo. Diez años de aquella salida insólita en la que un grupo de jóvenes -que acababan de tomar posesión como asociación parroquial- llevaron a San José hasta el atrio del Palacio Consistorial para recibir la bandera del Ayuntamiento. Un simbólico gesto que devolvió al Patrón de La Isla su protagonismo y terminó de rescatarlo del olvido al que había sido relegado durante años.

Y desde aquel día todo cambió. La hermandad no ha parado de crecer. De apenas treinta hermanos ha pasado a superar los 300. Ha recuperado unos esplendorosos cultos internos -que incluyen, en noviembre, la función religiosa que recuerda el voto que el Ayuntamiento realizó hace dos siglos a San José- ha celebrado por todo lo alto grandes efemérides como el bicentenario del patronazgo y ha visto como su esfuerzo era recompensado con la concesión de la medalla de la ciudad por parte de la Corporación Municipal. Han enriquecido el ajuar de las imágenes y el patrimonio, han emprendido la ejecución de un nuevo paso, han regresado a la procesión del Corpus Christi, han propiciado la creación de una cuadrilla de hermanos. ¿Quién se lo iba a imaginar hace tan solo diez años? El camino recorrido ha sido largo, aunque el tiempo no ha sido mucho. En la junta de gobierno son conscientes de ello, pero prefieren ser prudentes. "Está claro que la procesión de 2012 no tiene nada que ver con la de 2002. La salida que se hizo hace diez años tenía incluso un carácter extraordinario. Ni siquiera se sabía si íbamos a poder seguir saliendo al año siguiente", afirma su actual hermano mayor, Juan Manuel Rueda Cebada.

"En la hermandad, en la junta de gobierno, estamos muy satisfechos con el trabajo realizado. Pero, como suele decirse, no nos conformamos, hay que seguir avanzando y seguir trabajando por la hermandad. Hay nuevas metas, nuevos proyectos", explica.

La hermandad -eso sí- goza hoy día de una estupenda salud. Vive un momento brillante e, incluso, ha contribuido en gran medida al auge de las Glorias, al gran momento que estas corporaciones viven hoy en día. "La corporación está muy consolidada. Se le ha dado la vuelta por completo a la situación que había hace diez años", sostiene el hermano mayor. Eso sí, llevan a gala haber mantenido en este proceso de renovación y transformación a sus hermanos más antiguos, aquellos que estaban en la hermandad desde los años 80. Hoy, esta tarde, el Patrón volverá a recibir el calor de La Isla mientras busca la plaza de San José para hacer su estación menor antes de regresar a la Iglesia Mayor por las calles de su barrio.