Un catálogo para ordenarlos a todos. A todos los edificios del patrimonio arquitectónico de la localidad entre los siglos XVIII y XIX. No es tarea fácil, sin duda. Y hay que empezar, como en todo, por el principio, por darle un sentido a la ciudad, un sentido a su forma, su origen y crecimiento. Para ello hay que interpretar estos inmuebles, porque leyendo en ellos se redescubre el pasado, se comprende el presente y se sientan las bases del futuro. Uno de los grandes lectores de este San Fernando es el arquitecto Francisco Márquez, conocido por ser, junto a su estudio, Alt-Q Arquitectura, el creador de la reforma de la Casa Consistorial, una actuación que, debido a su alto coste -alcanza los 18 millones de euros- se ve en la actualidad abocada al silencio.

Y otro, el archivero municipal, José Luis López Garrido, estudioso silente del jugoso pasado isleño. Ellos, junto a María Jesús Albarreal Núñez, Mónica González Pecci, Juan Cascales Barrio y Ana Coronado Sánchez, componen el equipo ganador de un interesante proyecto impulsado desde el Consorcio del Bicentenario y el Colegio de Arquitectos de Cádiz.

Este proyecto se ha concebido tanto para Cádiz como para San Fernando. Consiste en dos becas para realizar sendos trabajos de investigación que sirvan de soporte intelectual para la elaboración de la guía de la arquitectura del siglo XVIII, pero sobre todo XIX. Cada una de ellas se dirigirá, evidentemente a cada una de estas ciudades. Los anteriormente citados son los responsables de hacerlo en La Isla. Como el propio nombre de la beca indica este trabajo servirá de base para la elaboración posterior de esta guía de la arquitectura, que se resumirá en la creación de itinerarios del patrimonio arquitectónico de la localidad. El plazo para este estudio comenzó, así lo explicó el arquitecto Francisco Márquez, el pasado 1 de junio y finalizará el 31 de diciembre. Los contenidos resultantes servirán de base para la elaboración de esta obra, la cual realizará otro grupo de trabajo ya designado también.

Márquez explicaba a este periódico las líneas por las que discurrirá el trabajo de su equipo. En primer lugar apuntaba a un elemento a veces olvidado. La ubicación estratégica de la localidad, el papel territorial que finalmente fue clave para que San Fernando se conformara como ciudad. Porque La Isla fue el último reducto de libertad que le quedó a España, la última defensa posible y constituyó por tanto el punto en elque se aglutinaron las fuerzas militares. Su concentración propició el impulso definitivo a La Isla. De ahí surgieron construcciones como el Real Carenero, el Puente Zuazo, pero también todo un conjunto de baterías defensivas que se conformaron en tres líneas. Es por tanto el patrimonio arquitectónico fundamental una pieza, sino la que más, esencial, en la conformación urbanística de San Fernando.

Un segundo aspecto, directamente vinculado al primero, es la arquitectura constitucional, la cual tiene en la calle Real su principal eje de movimiento con tres hitos importantes, apuntaba Márquez. De un lado la Iglesia Mayor, del otro la Casa Consistorial -pendiente de reforma integral- y un tercer pie es el Teatro de Las Cortes. En este mismo eje se integran otros inmuebles como la Compañía de María o la iglesia del Carmen.

El tercer elemento, consecuencia también de los dos anteriores, se basa en el desarrollo económico de la localidad valiéndose de su entorno salinero. Así, las casas salineras y los molinos de mareas también forman parte de la arquitectura local.