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San Fernando

La empresa SAES pierde en San Fernando al 80% de la plantilla, "el mayor fracaso de gestión pública en España"

  • Las compañía es incapaz de retener a profesionales altamente cualificados dadas las escasas posibilidades profesionales que brinda el marco legal al que está sometida desde que pasara a ser pública hace 10 años

  • La situación pasa factura a los programas de los submarinos S-80 y de las fragatas F-110 de la Armada en los que trabaja 

El submarino S-80 'Isaac Peral', en Cartagena, uno de los programas en los que trabaja la plantilla de SAES desde San Fernando.

El submarino S-80 'Isaac Peral', en Cartagena, uno de los programas en los que trabaja la plantilla de SAES desde San Fernando. / Navantia

La empresa pública SAES (Sociedad Anónima de Electrónica Submarina) ha perdido en San Fernando al 80 por ciento de la plantilla, compuesta por principalmente por ingenieros altamente cualificados o perfiles técnicos similares que se marchan ante las escasas oportunidades profesionales que les brinda el estricto marco legal al que está sujeta la compañía.

A pesar de su rentabilidad, de los proyectos que tiene en cartera y de sus prometedoras perspectivas de negocio, la empresa -que en 2012 pasó a ser considerada pública a pesar de que la mayor parte del capital está en manos privadas- se ve imposibilitada por la normativa actual a utilizar sus propios recursos financieros para mejorar las condiciones de la plantilla, ofrecer salarios competitivos o brindar posibilidades de promoción en la carrera profesional.

Así que es incapaz de retener al personal mientras espera -desde hace ya una década- a que se le apruebe un plan estratégico, que le permitiría reconducir la situación. Mientras, la sangría de personal continúa. Y la situación pasa factura a los programas para el submarino S-80 o las fragatas F-110 de la Armada, que desarrolla y en los que está inmersa la empresa. 

La situación es frustrante para la plantilla, porque por la propia naturaleza que tienen los proyectos en los que trabaja la marcha de profesionales altamente cualificados y con experiencia en el desarrollo de los programas hacen que sean perfiles difícilmente reemplazables. 

De hecho, mantener un grupo de desarrollo estable que sea capaz de afrontar un mantenimiento óptimo de los sistemas es vital para el éxito de estos programas. Y eso -advierten los trabajadores- se está perdiendo. "La industria de defensa española se está jugando su prestigio internacional", avisan.

En el caso del submarino S-80, por ejemplo, SAES se encarga de los sistemas de adiestramiento, navegación y vigilancia sonar. 

La seguridad de las dotaciones de la Armada, la integridad física del personal, depende además en gran medida del correcto desarrollo de estos programas, de ahí su importancia. 

Y todo por un modelo de gestión que es incapaz y mantiene bloqueada a la empresa, que antes de 2012 tuvo gestión privada, lamentan. "Da pena", afirma Ignacio Prieto, delegado sindical, que no duda en afirmar que se trata de "el mayor fracaso en España de gestión pública de una empresa". 

SAES tiene su central en Cartagena, aunque está plenamente instalada en San Fernando -en las instalaciones de Navantia- desde hace años. Y aquí, en La Isla, es donde más se ha notado la pérdida de personal, advierten. Las oficinas están prácticamente vacías. 

Para solucionar este problema que supone la marcha de profesionales cualificados, la dirección actual de SAES preparó un plan estratégico que presentó a la Dirección General de Costes de Personal y Pensiones Públicas del Ministerio de Hacienda en diciembre del 2021. Es un documento que constata la viabilidad financiera de la empresa, las expectativas de proyectos y su futuro prometedor, y que incluye un plan de desarrollo profesional para los trabajadores, con actualización de los salarios como pilar fundamental del plan. 

Este plan estratégico ya ha sido aprobado por Navantia (accionista de SAES) y por la SEPI (Sociedad Estatal de Participaciones Industriales), que -lamentan- podría haber solventado el problema hace ya varios años.  Ahora está a la espera de la respuesta de Hacienda. Aunque cada mes se marcha más gente. 

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