Martes Santo

Otro día de lluvia y dudas

  • La lluvia, presente desde por la mañana, desafió al Martes Santo de esplendores cofrades y marianos. La anunciada mejora del tiempo para la tarde fue la tabla de salvación a la que se aferraron todo el día

Hay que ser optimista, muy optimista, para entender una Semana Santa tardía -ya metida en la segunda quincena del mes de abril- que se ve azotada por rachas de viento de más de 60 kilómetros por hora, amedentrada por la lluvia, intimidada por el frío y acorralada por unos partes meteorológicos que apenas dejan margen de maniobra para el resto de jornadas cofrades.

El agitado Lunes Santo, aunque se quedara a medias con los recortes en los itinerarios de regreso a los templos, se consiguió salvar tras una larga e inquieta mañana, plagada de dudas. Pero la incertidumbre no acabó ahí. Ayer, Martes Santo, la desdichada escena regresó al interior de los templos para llenar de preocupación las horas previas a las salidas. Fue, de nuevo, una jornada de rostros serios y de continuas consultas a múltiples partes del tiempo. Aunque, éstos venían a incidir en lo mismo: en la posibilidad de precipitaciones para el resto de la jornada.

Comienza el día

La mañana volvió a ser gris y fría, como si no quisiera despertar a una Semana Santa como ésta.  Pasadas las once, repicaban las campanas de la Pastora anunciando la misa preparatoria para los hermanos de la Oración en el Huerto. Las cuadrillas del Lunes terminaban su faena con los traslados de vuelta de los pasos que en la convulsa tarde anterior habían procesionado. Apenas caían unas gotas de agua a medida que el palio de la Trinidad enfilaba la calle Real, de regreso a su almacén desde la Iglesia Mayor.

A esa hora, las cofradías del día cumplían con el ritual cofrade de cada jornada y abrían la puerta de los templos para mostrar a sus titulares, ya preparados sobre sus pasos procesionales, con su exorno floral, sus olivos... Exhiben sus altares de insignias y reparten las últimas papeletas de sitio.

La aparente normalidad cofradiera que  respiran se llena sin embargo de dudas e incertidumbre. El día -otra vez- no podía ser más feo. Las cofradías del Martes Santo, no obstante, confiaban en una mejoría del tiempo para la tarde, antes de tomar una decisión. Algunos partes metereológicos confirmaban esa posibilidad, a la que se aferraban las tres hermandades.

Confíaban en rescatar el Martes Santo, como ya había sucedido en años anteriores, en los que la lluvia había apretado las tuercas sin que, al final, hubiese dejado a la tarde sin procesiones. Y tomaban nota de lo ocurrido en la tarde anterior, la tarde del Lunes Santo. A esa hora, por la mañana, no se descartaba nada, suspensión de la salida, demora de ésta o recorte de itinerarios. Pero, de momento, aparte de hablar del tiempo a las puertas de la iglesia y de barajar alternativas e hipótesis acerca de lo que ocurriría durante el resto de la jornada, sólo cabía una cosa: esperar.

Ya ha mediodía, se vivieron los peores momentos. El cielo se cerró por completo y la tan temida lluvia empezó a arreciar para enturbiar también la jornada del Martes Santo. El día se tornaba cada vez más complicado para las cofradías del Martes Santo.

Complicaciones

Pasado el mediodía, la lluvia arreció. Y no paró hasta pasadas las tres de la tarde. Luego, cesó. Y la tarde fue mejorando lo suficiente como para permitir que las cofradías -Huerto, Prendimiento y Caridad- optaran por echarse a la calle a la espera de poder contar con una mejora de tiempo  para la franja horaria reservada a las procesiones.

La tarde

Prendimiento, en la parroquia de San José Artesano, fue la primera en plantar su cruz de guía en la calle. Lo hizo a la hora acordada. A las seis menos cuarto de la tarde. La cofradía del barrio del Parque, que ayer estrenó su nuevo paso de misterio, obra de los talleres sevillanos de Manuel Guzmán Fernández, emprendió su camino hacia el convento de las Capuchinas para realizar su estación menor antes de pasar por la Carrera Oficial. La tarde, tal y como indicaban las predicciones meteorológicas había ido mejorando.

El primer olivo de la tarde de los olivos había salido. El Cristo del Soberano Poder en su Prendimiento lucía su nueva túnica bordada, que ayer estrenó también su segunda fase. Casi media hora después le siguieron los hermanos de la Sagrada Oración en el Huerto, que iniciaron desde la parroquia de la Divina Pastora.

El resto de cofradías

La última en salir, a las siete de la tarde, fue la hermandad de la Caridad, que desde San Francisco completó esta tercera jornada de la Semana Santa que, de nuevo, los isleños vivieron con incertidumbre. A esa hora, los penitentes de capirote verde del Huerto que preceden al palio de María Santísima de Gracia y Esperanza Coronada se desplegaban por la calle Marconi en busca de Capitanía para llevar a cabo la tradicional ofrenda floral ante el busto de su tercer titular, el Beato Marcelo Spínola. El Martes Santo comenzaba a desarrollarse según su costumbre. Y en poco tiempo -a las ocho menos cuarto estaba fijada la hora- su cruz de guía hizo entrada en la Carrera Oficial, donde el público aguardaba la primera cofradía del día.

Junto al nuevo paso del Prendimiento, ayer llamó la atención el frontal del canasto de la hermandad de la Caridad, ya completo. Una  fina obra realizada en los talleres sevillanos de los Hermanos Delgado. La cofradía de la Sagrada Oración en el Huerto, por su parte, remozó su cortejo con la inclusión de nuevas pértigas y palermos, entre otras insignias. Otra novedad fue la cartela ilustrada por los titulares del Ecce-Homo, que lució en el lateral derecho de un paso que, ayer, estrenó una nueva fase de dorado. El próximo año, en la Semana Santa de 2012, afrontará la última etapa de un proyecto en el que la hermandad lleva ya trabajando más de una década y que se hace poco a poco, sin prisa pero sin pausa.

Pasada la Carrera Oficial y, de improviso, Caridad optó por recortar su recorrido y prosiguió por calle Real hacia su templo. Las previsiones auguraban una pronta lluvia. El cielo también. No hizo su tradicional recorrido por el barrio, pero llegado el paso a la altura de Tomás del Valle por donde tendría que haber bajado cargadores, capataces y banda de música se recrearon en un mecido continuo, pasito adelante y pasito atrás esperando que los vecinos disfrutaran con ello.

Los responsables del Huerto también consideraron necesario aligerar la marcha para entrar en su templo antes de la posible lluvia. Por el contrario, Prendimiento pasaba Carrera Oficial a su hora, sin alterar lo establecido.

Comentar

0 Comentarios

    Más comentarios