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Prohibición de circular en bici por real La reacción de los usuarios

"Sigo usando la bici por la calle Real"

  • Los usuarios habituales de bicicleta siguen transitando por esta vía isleña, en muchos casos por desconocimiento, pero en otros por convencimiento de la normalidad de su hábito

Es poco más de las dos de la tarde de un día laborable en La Isla. La calle Real ha perdido el trasiego habitual de las mañanas. Varios vehículos, taxis, privados, circulan hacia la siguiente salida para abandonar lo antes posible una vía peatonalizada como ésta. Sin embargo, alguno que otro opta por recorrer un buen tramo de esta calle, con lo que los pocos ciudadanos que caminan deben apartarse. La convivencia entre unos y otros a veces es díficil, esta imagen lo demuestra. La estampa, diaria, se completa con las bicicletas, que cada vez más ciudadanos usan como medio de transporte. Son pocos, pero hay que tenerlos en cuenta. Más ahora, que su rutina se encuentra en peligro por la prohibición de circular en bici por la calle Real, como todos los vehículos. En realidad, siempre lo estuvo, aunque nadie se percató hasta la advertencia de la Policía Local en Facebook.

Muchas han sido las reacciones al quedar visible la prohibición. La mayoría de quienes son usuarios deja claro que seguirán cogiendo su bici y transitando por Real. "Yo sigo usándola y sigo viendo a los mismos ciclistas en mi camino diario", asegura una mujer, que prefiere no dar su nombre, al reponder por su costumbre de ir al trabajo y volver a casa en este medio de transporte, poco convencional aquí, pero muy extendido por Europa. "Lo he visto en Holanda, en Suecia, pero donde más me impresionó fue en Dinamarca. En Copenhage descubrí un aparcamiento para bicis de dos plantas. Los niños van a clase en bici", cuenta.

Lleva años usando la bicicleta para sus desplazamientos por la ciudad. También lo hace María José López: para ir al Hospital, a Correos, al mercado, pero sobre todo, reconoce, en sus "paseos mañaneros por Gallineras, Camposoto, el Molino de Mareas e incluso hasta Cádiz. La otra usuaria afirma que ya cogía la bici cuando todavía había coches por la calle Real, cuando estaban los socavones por las obras. Por qué entonces tendría que dejar de hacerlo ahora, que la calle es grande, ancha, remodelada. "Hay sitio para peatones y bicicletas", alega.

María José, por su parte, no entiende la prohibición cuando es el propio Ayuntamiento el que alentó esta práctica, incuso con una campaña informativa. "Si lo que hay que hacer es estudiar las necesidades y que éstas lleguen a todos. Hay muchas personas que utilizan la bici para ir a trabajar, para pasear, para desplazarse, para asuntos propios o para simplemente porque les gustan ir en bici", apunta.

Es una cuestión, insiste convencida la otra mujer, de respeto. Porque eso, el respeto, y no la prohibición, hace posible la convivencia entre peatón y bici. "Cuando tengo delante un peatón toco el timbre, pero si no me hace caso, pues cambio mi trayectoria. No pasa nada", sostiene. Lo hace en Real, pero también en otros puntos de la ciudad, donde existe carril bici, y mucha gente lo usa para tirar del carro de la compra o empujar el carrito del niño. Como el camino paralelo al Parque del Oeste. La normalidad en otros trazados, como la Ronda del Estero o la carretera de la playa. El problema, a su juicio, es quienes van como locos, "pero con que la Policía Local los pare, les advierta y les sancione si reinciden se puede arreglar, no me valen las generalidades". Eso, y, como señala María José, "las motos, los camiones, los taxis", y por supuesto los turismos, "que no deberían de ir por la calle Real". "A esos sí que habría que multarlos".

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