Pocas son las ocasiones en las que el Centro de Congresos ofrece un aspecto tan concurrido como cuando La Venera presenta su tradicional programa de mano, una guía cofrade que hace ya tiempo que incluyó entre sus apellidos el de indispensable y que hace ya muchas cuaresmas que pasó a formar parte esencial de la Semana Santa isleña.

En 1992, recién fundada la asociación cultural, la primera de estas publicaciones vio la luz. Ayer lo recordaron en un acto conducido por Rafael Guirado que tuvo como argumento principal esas bodas de plata que cumple el itinerario de La Venera, un 25 aniversario en que la entidad ha querido regalar a La Isla una edición extraordinaria, más cuidada, de este programa de mano. Con 84 páginas a color y una tirada de 7.500 ejemplares que se repartirán por la ciudad durante las dos semanas que restan para el Domingo de Ramos, la guía de La Venera -un pregón gráfico, como la propia asociación la llama en alusión a sus ilustraciones- encara un nueva Semana Santa y echa la vista atrás para recordar el camino recorrido en estos 25 años. De eso, precisamente, se encargó un veterano cofrade, socio fundador además de la entidad: José María Castro Haro, que repasó los logros de La Venera -la recuperación de hornacinas, merecidos homenajes que eran asignaturas pendientes de la Semana Santa, carteles y conciertos, además del citado itinerario- desde aquel 1992 de la Expo y las Olimpiadas en el que la Carrera Oficial todavía se encontraba en la calle Rosario. El presentador, con un texto sencillísimo y breve pero de lo más cofrade, tuvo también un recuerdo para las religiosas capuchinas, que próximamente abandonarán el convento isleño de la calle Constructora Naval, y lamentó que las hermandades y cofradías estuvieran cada vez más el punto de mira de críticas intolerantes.

La Venera, por su parte, aprovechó este acto multitudinario que ayer desarrolló en el auditorio Lázaro Dou del Centro de Congresos para hacer entrega al pregonero de la Semana Santa, Eduardo Albarrán, del regalo que cada Cuaresma tiene a bien entregar a la persona encargada de esta tarea: el atril destinado a soportar el pregón, un gesto que el pregonero, ya en capilla, agradeció con sinceridad. La alcaldesa, Patricia Cavada, se encargó de cerrar el acto aludiendo también a los 25 años de la guía de La Venera.