El periodista isleño Francisco Sánchez Zambrano, redactor jefe de Diario de Cádiz, anunció la inminente llegada de la Navidad con un pregón optimista y plagado de anécdotas, un relato sencillo, sincero y desenfadado que además de aplausos cosechó más de una sonrisa en la tarde del pasado miércoles en la capilla de la Compañía de María, donde tuvo lugar este acto que cada año organiza la Asociación Histórico Cultural 24 de Septiembre. 

El pregonero, que dijo que su pregón le había salido "de un verde oscuro y de sabor dulzón", lo definió con una sola pero rotunda palabra: la esperanza. Era el mensaje que, en definitiva, pretendía trasladar con sus palabras, que más que un pregón -se defendió- eran "una exposición de reflexiones muy personales".

Eso sí, lo hizo sin rehuir las connotaciones religiosas innatas a la fecha, algo que en tono de broma hasta llegó a advertir al auditorio (por si acaso). Porque de eso, en el fondo, va la Navidad, de recordar "que el mensaje de vida que trajo Cristo hace más de 2.000 años en las afueras de Belén sigue vivo y sigue presente en los tiempos actuales". "Así veo yo la Navidad, como un canto a la vida", dijo. Y esa afirmación marcó la dinámica de todo el pregón. 

Sánchez Zambrano habló de la esperanza, de ese optimismo necesario que se propaga como el olor a castañas asadas por toda La Isla llegadas estas fechas para hacer frente a las dificultades de la vida. Confesó ser un isleño enganchado al "hechizo" de estas fechas, que piensa además que las mejores Navidades siempre están por venir y cuyo día favorito de las fiestas es el 22 de diciembre "porque es cuando empieza todo".

Y, frente al desbocado consumismo navideño y sus críticas -fundadas o no- habló de esa Navidad más real y tangible, esa que se convierte en una excusa para estar con los tuyos, esa Navidad hogareña y familiar, llena de esas emociones que impregnan estos días. "Nos basta con sentir, vivir, compartir y no poner muro a nuestro sentimientos", apuntó. "Decir Navidad es decir familia, calor, reencuentro, reunión, cercanía, amor...", insistió. 

El pregonero, al que presentó su tío Pablo Quijano, rehuyó intencionadamente de los tópicos -los que acompañan a todo pregón y también a las fiestas que se avecinan- pero a lo largo de su disertación hizo revivir al público con habilidad esas escenas tan entrañables y familiares que se repiten en cada hogar llegada las fiestas: el belén con su río indispensable, el árbol con su estrella, la Nochebuena y la Navidad, las llamadas a los familiares que estén fuera "aunque las líneas estén colapsadas", los cuartos y las uvas de la Nochevieja, la ilusión contagiosa de los preparativos de Reyes, los nervios de una mañana de Reyes... Porque entre las mejores Navidades -advirtió- se cuentan "siempre aquellas en las que ha habido un niño cerca".

Y en el fondo de esa narración plagada de guiños, el periodista isleño mantuvo firme siempre ese mensaje de esperanza, "que hay cuidarla incluso en nuestro interior" y "elevarla a la enésima potencia para transformarla en fe" en los peores momentos. 

El acto contó también con la celebración de un Concierto de Navidad que sucedió al pregón de Sánchez Zambrano y que corrió  a cargo de la Asociación Gaditana de Amigos de la Ópera (Asgao) y del Coro Santísimo Cristo de la Vera Cruz, bajo la dirección de Antonio Pérez Cruceira y de Francisco J. Cintado. En este recital participaron también como solistas Dolores Leal, Ana María Gallego y Ángel Tomás Pérez, además del pianista José Alberto Ruiz. Al finalizar el acto, se brindó por las fiestas en el Círculo de Artes y Oficios.