San Fernando

Playa de sol y faena

  • El servicio de vigilancia y socorrismo ya estaba en activo en la jornada de ayer

  • Los operarios trabajaban en la instalación de módulos y equipamientos

Dos operarios trabajan en la adecuación de una de las zonas de módulos de aseo, de vestuarios y lavapiés.

Dos operarios trabajan en la adecuación de una de las zonas de módulos de aseo, de vestuarios y lavapiés. / román ríos

Los aparcamientos de la entrada, entre la rotonda de las Banderas y la primera curva de la carretera de la playa, estaban casi vacíos. Apenas algunos vehículos estaban estacionados, igual que a lo largo del resto del vial paralelo a la playa, donde a partir de los viernes por la tarde y durante el fin de semana de estos meses se observa una estampa bien distinta, habitualmente abarrotada de coches. Es normal. Por la mañana los asiduos a la playa isleña saben que no hay aglomeraciones, que se puede disfrutar del sol y el mar con tranquilidad y sin problemas para aparcar. No es normal, sin embargo, que quienes en estas fechas disfrutan de Camposoto de buena mañana se topen con las tareas para montar el mobiliario de playa, los equipamientos. Ayer así era, también el día anterior: desde el acceso 1 al acceso 8, en cada uno de ellos se ejecutaban tareas para que este fin de semana la playa presente un mejor aspecto al del anterior (cuando la mejoría del tiempo hizo que muchos se lanzaran a la playa), incluida la puesta en marcha de servicios básicos, también los de vigilancia y salvamento. Para ello, las torretas desde las que los socorristas otean el agua, a simple vista o con ayuda de prismáticos, ya estaban instaladas y de hecho en funcionamiento.

Pasadas las doce de la mañana se podía ver -hasta la 13.20 horas aproximadamente- en esas torretas de vigilancia cómo ondeaba la bandera roja: la bruma que había caído sobre la Bahía, muy visible en el litoral isleño, había obligado a extremar las medidas de seguridad hasta incluso la prohibición del baño, aunque algunas personas no hicieran caso y disfrutaran del agua. Poco a poco todas las torres fueron izando el paño amarillo para indicar que la veda se había levantado para entrar al agua, aunque siempre con precaución. Algunos ciudadanos aprovechaban la activación de duchas y lavapiés para hacer uso de ellos antes de marcharse.

Poco a poco Camposoto intenta mostrar una cierta normalidad, para la que todavía queda algunas semanas, a la espera como se está de que el 4 de julio comience la recuperación de arena. En distintos puntos de la playa son visibles, e incluso molestas, las evidencias de las consecuencias que han dejado en la costa los temporales de este invierno y primavera (especialmente los de marzo). La pérdida de arena ha supuesto que se hayan quedado al descubierto zonas más oscuras, blandas, casi fangosas, con muchas piedras. En otras, la placa de lodo es contundente y extensa prolongándose a un lado y otro, rompiendo incluso la continuidad del arenado hacia la orilla, de manera que los bañistas tienen que caminar por ella para llegar al agua o a zona de arena, con el peligro de resbalones que representa. En el acceso 8 o 7 la playa se muestra reducida, ha perdido superficie hacia la orilla. Han desaparecido las dunas en buena parte de la zona de baño (sí se conservan en el acceso 1, por ejemplo), el caño ha quedado cegado por el desplazamiento de arena -no tanto en los primeros cuatro accesos- y han aparecido a la vista tubos y mangueras de suministro de agua para duchas, fuentes o lavapiés. No ha sobrevivido, además, nada de las cercas de madera que protegían el cordón dunar.

A la espera de esa arena que palie los problemas de la playa, y de que se hagan actuaciones pendientes, en estos días se ha dado un nuevo empujón a la colocación de los equipamientos, a pesar de los daños que los servicios de suministro han sufrido. En muchos de los accesos las duchas, los lavapiés y las fuentes ayer ya tenían agua, también aquellos lavapiés que se sitúan junto a módulos de aseos y de vestuarios. Todavía no contaban con abastecimiento los lavapiés del acceso 6 y en los del 7 se estaba poniendo -cortando incluso- parte de las tablas del suelo que aisla de la arena. Unos operarios procedían a conectar las conducciones y a instalar las duchas del acceso 5. Se estaban usando, por el contrario, en los accesos 4, 3, 2 y 1. También se habían colocado las palias para ayudar a la entrada a la playa -pendiente quedaba el acceso 3, eso sí-, aunque algunas aguardaban apiladas en la bolsa del aparcamiento que está a la altura del acceso 4 junto a módulos de aseos aún por colocar. Estos ya están situados donde corresponde en la mayoría de los casos (en el acceso 3 sólo estaban los de personas con discapacidad), pero aún no estaban disponibles para los bañistas, que en alguna situación tiraban del método tradicional de taparse con toallas para cambiar el bañador mojado por uno seco. Quedan por repasar algunas de las tablillas por las que andan los usuarios: algunas astilladas, medio rotas o rotas del todo. "Ve por el centro y pisa bien que algunas de las tablas está rota", decía una madre a su pequeña, a la que no quitaba los ojos de encima mientras entraban en la playa por el acceso 1.

Los otros trabajos que se pueden observar en la playa se centran en la instalación en el acceso 4 del Acceso 5 Estrellas para personas con movilidad reducida, un espacio con equipamientos adaptados a las necesidades de estos usuarios, con puntos de sombra y aseos. También en la puesta a punto de dos chiringuitos: en el acceso 1 donde un grupo de operarios se afanaba en el montaje de las distintas estructuras, incluida una cubierta con lona para proteger del sol; y a la izquierda del acceso 4, donde las labores iban algo menos avanzadas.

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